Para analizar debidamente la respuesta de Pilato, hay que pensar que él como cualquier gobernador de una colonia, era un funcionario político, más pendiente de que en su jurisdicción no hubiese problemas y mucho menos que estos trascendiesen a la metrópoli, que este caso era Roma y el César Tiberio. Esta mentalidad estaba adobada por un relativismo muy propio de todo político, para el cual ni existe una verdad inmutable, todo está en función de su carrera y medro personal en la política. Por ello nada tiene de extraño, que el Señor para él, fuese uno de esos iluminados orientales, que por razones religiosas o quizás de otro tipo, el sanedrín lo quería eliminar. Su intuición de político le decía que este hombre era inocente, pero también le avisaba de que dada la pasión que el Sanedrín ponía en su deseo de que fuese ejecutado, si él no facilitaba el camino, ello podría traerle futuras denuncias en Roma e innecesarias enemistades. De todas formas, trato de salvarle la vida al acusado, pero este verdaderamente, no ponía mucho de su parte.
Cuando el Señor, le contestó diciéndole, que Él era la Verdad, su mentalidad relativista, harta de las ideas que se manejaban en escuelas y por filósofos paganos, le contestó despectivamente: ¿Y qué es la verdad? Y sin esperar respuesta se, volvió hacia los judíos que estaban fuera, para no contaminarse en la casa de un pagano y les dijo que no encontraba, delito alguno en el Señor.
El relativismo de Pilato no le permitía aceptar la idea de que la Verdad es una sola, y no algo cambiante, conforme a las necesidades de la política, porque las cosas han cambiado mucho en los 2000 años transcurridos, pero las maniobras de satanás, manejando los políticos, poco han cambiado. Y ¿para que las va a cambiar? Si los resultados siguen siendo buenos, o acaso no sigue reinando actualmente el relativismo. Por otro lado con su postura de no esperar contestación, Pilato denotó lo que era, un ciudadano romano, que se tenia por ser superior, sobre toda esa chusma de judíos que tenía que gobernar, cargado de un escepticismo especulativo que alimentaba su relativismo, por eso sin meterse en más profundidades y seguramente encogiéndose de hombros pensando, se salió fuera, a ver como podía acabar con este incidente.
Lo que nunca hubiese podido sospechar Pilato, es que estaba interrogando a la Verdad, la única existente que desgraciadamente no todo el mundo la reconoce. El Señor fue muy claro en este punto, cuando, contestando a Santo Tomás dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre sino por mí. Si me habéis conocido, conoceréis también a mi Padre. Desde ahora le conocéis y le habéis visto”. (Jn 14,6-7). Y como bien sabemos la antítesis de Verdad es la mentira, por ello contestando a los judíos les dijo: “Vosotros tenéis por padre al diablo, y queréis hacer los deseos de vuestro padre. El es homicida desde el principio no se mantuvo en la verdad, porque la verdad no estaba en él. Cuando habla la mentira, habla de lo suyo propio, porque él es mentiroso y padre de la mentira. Pero a mí, porque os digo la verdad, no me creéis. ¿Quién de vosotros me argüirá de pecado? Si os digo la verdad, ¿por qué no me creéis? El que es de Dios oye las palabras de Dios; por eso vosotros no las oís, por que no sois de Dios”. (Jn 8,44-47). La Verdad el Amor y la Luz, son del Señor, la antítesis, de esto: la mentira, el odio, y las tinieblas son del demonio. Aquí abajo nos ha puesto el Señor para que escojamos, tenemos libertad absoluta de elección. El que quiera la Verdad el Amor u la Luz, eso tendrá si lo desea y domine a su cuerpo, entregándole a su alma las riendas de su conducta. Por el contrario el que no permita que los deseos de su alma dominen las apetencias de su cuerpo, en mentira, odio y tinieblas se desarrollará su vida en la eternidad que le espera.
Mi amado obispo Fulton Sheen, cuya beatificación está ya muy próxima, escribía: “El hombre quiere tres cosas: vida conocimiento, amor. La vida que quiere no es la vida por dos o tres minutos, sino la plenitud de la vida sin desazones, sin hastío, sin ancianidad. La verdad que quiere, es no solo el conocimiento de la geografía con exclusión de la literatura, o de las verdades de la ciencia con exclusión de la filosofía; quiere saber todas las cosas. El hombre es incurablemente curioso. Finalmente quiere amor. Lo necesita porque está incompleto dentro de si mismo. Quiere un amor sin celos, sin odios, y por encima de todo; un amor sin saciedad, un amor dotado de un constante éxtasis en el que no haya no soledad ni cansancio”.
Nosotros estamos creados por Dios de tal forma, que solo Él nos puede saciar, y ellos es así porque estamos hechos por Él, y para Él, para contemplar su rostro y solo esta contemplación es la que nos calmará, esta sed de felicidad que todos tenemos y que no logramos calmar con las miserias que este mundo nos ofrece. Solo con la visión de Él, sabremos que tendremos vida eterna, Conocimiento pleno de la Verdad, porque solo Dios es la Verdad y sobre todo amor. Un pleno amor, cuyo pensamiento ya en esta vida a muchos nos hace soñar y desear.
Mi más cordial saludo lector y el deseo de que Dios te bendiga.
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