La cuestión la planteó George Weigel el pasado miércoles en una columna publicada en la web de First Things tras conocerse la reelección de Obama, el triunfo de algunas consultas en favor del matrimonio entre personas del mismo sexo y la agenda del presidente para estos cuatro próximos años.
Lo que cada vez resulta más evidente es que cuando la Iglesia habla de matrimonio se está refiriendo a una realidad sustancialmente diferente, cuando no contraria, a lo que expresa el Estado cuando usa la misma palabra. La propuesta de Weigel es que la Iglesia católica desligue el sacramento del matrimonio de lo que el Estado aún llama "matrimonio civil". De este modo, sigue Weigel, se haría patente que son dos realidades radicalmente distintas y que lo que el Estado llama matrimonio ya no lo es. Además, añade, es un paso que habría que hacer ya, pues de este modo sería valiente y profético; si esperamos a darlo cuando se haya aprobado el matrimonio homosexual daremos la impresión de que no sabemos perder y de que queremos imponer nuestros caprichos a todo el mundo.
Aunque aquí ya llegamos un poco tarde, la situación en España es equiparable, con el agravante de que nuestro Tribunal Constitucional ya se ha pronunciado de modo favorable a este dislate. Daniel Tirapu, en Forum Libertas, plantea lo mismo que Weigel. En sus propias palabras: "A algunos puede parecerle una solución demasiado drástica, pero es posible (véase si no el caso mexicano, donde los católicos contraen matrimonio en la Iglesia y luego, si así lo desean, se registran como matrimonio civil otro día) y probablemente conveniente. Porque si ahora no está justificado, ¿qué más ha de ocurrir para que tomemos conciencia de que el matrimonio civil ya no es matrimonio?