El primer capítulo estuvo dedicado al ex-pandillero Juango Callejas, hoy sacerdote. El segundo, que tuvo su lanzamiento hace unos cuatro meses, trató acerca de la homosexualidad y la fe, con Rubén García, hoy evangelizador católico.
La fórmula de estos DVDs es muy interesante: el testimonio de una persona convertida a Jesucristo, en la Iglesia Católica, sirve luego de reflexión a otros que están en la situación previa al cambio operado en el protagonista.
Comienzo preguntando a Juan Manuel: En estos cuatro años ¿cómo ha sido el proceso de encontrar esas personas conversas? ¿ha sido difícil para usted encontrarse con ellas? ¿o ha sido más complicado llegar a, y dialogar con, los invitados a reflexionar sobre esos testimonios? ¿está la gente de la calle abierta a los testimonios de personas cambiadas por el encuentro con Jesucristo?
No busqué a ninguno de los protagonistas, sino que conocí espontáneamente a doce de ellos, de diez países diferentes, en el plazo de un año. ¡Llegué a sospechar que los conversos del mundo se habían puesto de acuerdo y me perseguían! Sólo después de esos primeros encuentros inesperados, decidí convertirlo en un formato audiovisual, que acabó titulándose TE PUEDE PASAR A TI. Ese proyecto fue el detonante del nacimiento de esta empresa, INFINITO + 1, aunque luego tomó la delantera LA ÚLTIMA CIMA. Ahora son cientos los casos que conozco de conversiones, que surgen sin parar desde todos los puntos de la tierra, sin que haya dos procesos iguales. Y la gran sorpresa ha sido comprobar que sus historias interesan a cualquiera, empezando por las personas que jamás han oído hablar de la verdad sobre el amor de Dios. Esa reacción de interés es natural, porque hemos sido creados por Dios y destinados a Él. Si se elimina a Dios de la vida de una persona, pasará el resto de su vida buscando la felicidad y el sentido que solamente la Verdad puede dar, insustituible con mil mentiras.
En primer lugar: ¡Gloria a Dios, que rescató mi vida del vacío y la soledad!. La etiqueta de la palabra homosexual, cuando yo me presento en cualquier medio de comunicación, congresos, iglesias, etc., nunca digo “Hola, soy Rubén García y soy homosexual”. Soy un hijo de Dios.
En cuanto a mi libro, cuando uno mira el título del libro este dice mucho de lo que trata. Por ejemplo, si el título dijera “un drogadicto alcanzado por la Misericordia de Dios”, “una prostituta alcanzado por la Misericordia de Dios”, etc… Uno se da cuenta inmediatamente del contenido del libro. Pero en oración Jesús me regaló este título y lo que se quiere resaltar es la Misericordia de Dios. No importa en qué esclavitud se halle el hombre. La Misericordia está presta para cualquier miseria de pecado.
Juan Manuel, ¿cómo fue el proceso de buscar y encontrar a Rubén García? ¿cómo encontró su testimonio? ¿ha encontrado católicos, conversos, de tendencia homosexual fuera de Courage también? ¿qué tanto por ciento piensa usted que habrá de personas de tendencia homosexual y de entre éstos cuántos serán católicos?
No soy sociólogo, ni lo mío son los estudios estadísticos. No me interesan las clasificaciones de las personas, sino cada persona por separado. Me siento incómodo si me encasillan en un grupo, de modo que no deseo caer en ese mismo error. La vida de Rubén -a quien encontré de modo espontáneo, como a cualquiera de mis amigos- es única, incomparable e irrepetible. Me fascina que Dios no haya clonado a ningún ser humano y que cada persona tenga un camino exclusivo de volver a Dios, empleando las amplísimas autopistas que Dios nos ha trazado. Lo único que compartimos todos es el Padre común, lo cual nos convierte a todos, sin excepción, en hermanos, sin más categorías que ésa.
Rubén, la pregunta que se puede hacer alguien que tenga una amistad o un familiar en situación parecida a las que usted tuvo, antes de su conversión, es cómo comunicar a ése amigo, ésa amiga o familiar algo de su testimonio sin que les cause malestar, confusión o cerrazón. Muchas veces es difícil abordarles, especialmente si son cercanos y están con una pareja, porque se tiene miedo a deteriorar la relación o se piensen que son molestos para tí, que les rechazas, que quieres cambiarles,… que eres homófobo. ¿No decirles nada y tratarles como unos familiares y amigos más es lo mejor? ¿o habría que añadir algo más? ¿cómo?
En mi caso, a varios de estos amigos les he regalado mi libro. Ahí está plasmada toda mi vida, y yo no obligo a nadie a que viva la vida a mi estilo, o que viva un retiro dentro de Courage Latino en el cual sirvo ahora. Yo sólo llevo una vida diferente, he cortado con antros gays, lugares de ligues, chats de encuentros sexuales, etc. Claro que muchos de ellos piensan que yo ya no soy su amigo, y claro que para mí no es así, sólo que ahora mi prioridad es el Señor Jesús y llevar Su Evangelio por doquier. Me dicen incluso homofóbico, pero les digo que yo vengo de ahí por muchos años y sé lo que son las burlas, críticas, golpes, etc. Yo sólo les digo que soy su amigo, que respeto su decisión y les pido que respeten la mía...
(Sigue en 2ª parte)