No es lo mismo tener libertad que ser libre.
Tenemos libertad para elegir el mal, pero no somos libres para destruir el bien.

No podemos evitar valorar el bien.

El bien atrae irresistiblemente.

La verdadera libertad es hacer voluntariamente lo que se debe hacer, y no caprichosamente los que apetece hacer.

Muchos se creen libres porque hacen lo que les gusta o conviene, pero son esclavos de sus apetencias.

Esta esclavitud se manifiesta claramente en personas que desean verse libres de un vicio y no logran vencerlo.
Y sin llegar a extremos de pecados graves, hay mucha gente esclava de la moda, del consumismo, del qué dirán, de la vanidad, de la soberbia, de la codicia, de la ambición, etc., etc.

Las personas rectas, que siempre hacen lo que deben hacer son dignas de elogio.

JORGE LORING, S.I.
jorgeloring@gmail.com
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