En la educación de los hijos es fundamental hablar con ellos.

Hay que ganar su confianza para trasmitirles valores.
Busca el tiempo oportuno.

Y si ellos lo desean no dejar pasar la ocasión.
Hablar de lo que sea: de las cosas de casa, de las cosas de la calle, de las noticias, de lo que sale en la televisión, etc.

Hablar con los hijos es una de las cosas más importantes que tiene que hacer un padre.

Si sus padres no forman sus ideas, asimilarán lo que ven en la televisión o lo que dicen sus amigotes.

Los hijos asimilan lo que dicen sus padres, aunque a veces en la adolescencia parezcan rebeldes.

No es raro que un adolescente que discutía con su padre, después defiende ante sus amigos las ideas de su padre.

Los hijos necesitan la autoridad de sus padres.
No con imposición despótica, sino con firmeza en lo que es bueno y verdadero.

Esto da a los hijos seguridad en sus ideas.
Pero dejarlos abandonados en sus caprichos y opiniones es perjudicarlos.

Hay que protegerlos del ambiente que contamina las ideas.

Evidentemente que lo que se les diga debe ir apoyado con el ejemplo.

Ya se sabe que el ejemplo influye más que las palabras.
Tienen que ver que vivimos la fe que profesamos. Rezar con ellos.

Hablar de temas religiosos razonando la fe.
Valorar la virtud.

Agradecer los beneficios de Dios.
Hablar de Jesús y animarles a que hablen con Él.
Pero no atosigar y resultar agobiante.
Que todo vaya surgiendo con naturalidad y cariño.

JORGE LORING, S.I.
COMUNIDAD JESUITAS.
jorgeloring@gmail.com
www.arconet.es/loring