Esto fue lo que Cristo nos pidió cuando llegó el momento de dejar ir hacia el Cielo: "Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación". Pero también señaló los "prodigios" que acompañan a quienes crean y sean bautizados. San Gregorio Magnos nos señala cómo entender los prodigios, ya que las Palabras del Señor siempre tienen un sentido místico que nos enriquece:
Y el fiel que abandona el espíritu mundano y canta los santos misterios, hablará nuevas lenguas; dominará las serpientes, si con sus buenas exhortaciones quita la malicia del corazón de su prójimo; beberá licor venenoso y no le hará daño, si oye malos consejos y no se deja llevar al mal por ellos; pondrá, en fin, las manos sobre los enfermos, y quedarán éstos curados, todas las veces que, viendo vacilar a su prójimo en el camino del bien, le fortifica con el ejemplo de sus buenas obras. Y sus milagros, son tanto mayores, cuanto que son espirituales, y cuanto que por ellos despiertan de su sueño, no los cuerpos, sino las almas. (San Gregorio Magno, homilia in Evangelia, 29)
Conviene que observemos sí nosotros somos capaces de hacer lo que el Señor indica:
- Dar buenas exhortaciones para sacar el mal del ser de nuestros prójimo.
- No nos dejamos llevar por los malos consejos que el mundo nos hace llegar continuamente.
- Fortificar el Camino del bien a nuestros prójimos, mediante el ejemplo que damos.
Bienaventurados seréis cuando os insulten y persigan, y digan todo género de mal contra vosotros falsamente, por causa de mí. Regocijaos y alegraos, porque vuestra recompensa en los cielos es grande, porque así persiguieron a los profetas que fueron antes que vosotros. (Mt 5, 11-12)