Uno de los grandes valores añadidos que han tenido estos maravillosos años de triunfos de la selección española de fútbol es conocer a Vicente del Bosque. ¡Vaya valor! Aprender de él que un líder puede serlo desde la humildad, la coherencia y el servicio a los demás, trabajando paralelamente en diversas organizaciones que puedan ayudar a los demás.
A través de los éxitos del fútbol español, también hemos podido conocer a la familia de Del Bosque y, especialmente, a su hijo Álvaro, un chico lleno de vida, alegre, directo, espontáneo. Yo tengo una profunda admiración por Del Bosque, pero también por Álvaro, una persona de la que he aprendido muchas cosas.
Otro chico que padece el síndrome de Down y está vinculado al deporte ha marcado una profunda huella en sus compañeros, su entrenador y en toda la comunidad deportiva del estado de Michigan. La historia de Eric Dompierre es impresionante y, aunque en el vídeo cuyo link os pongo al final de este post está mucho mejor explicada, me encantaría haceros un resumen.
“Eric empezó a jugar fútbol americano cuando iba en sexto curso”, explica Dean, su padre. “Era una forma de estar con sus amigos, de sentirse aceptado”.
Al principio le costó muchísimo –de hecho sigue sin ser fácil para él-. “Es bajito, limitado y tuvo que trabajar muy duro para sobreponerse a sus limitaciones, pero su esfuerzo no deja indiferentes a sus compañeros”, comenta Jeff Olson, entrenador del Instituto Ishpeming, el equipo de Eric. “Lo respetan enormemente por cómo trabaja e intentan imitar su dedicación. Podríamos decir que se ha convertido en un modelo para ellos”.
Otra de las grandes cualidades de Eric es su alegría. “Siempre tiene una sonrisa en el rostro y su actitud ayuda a relajar el ambiente en el vestuario cuando algo no ha ido bien en un entrenamiento o un partido”, añade Olson.
Sin embargo, tras ser elegido Jugador Más Valiente de la temporada 2011 en el Instituto, las cosas se pusieron muy complicadas para Eric este verano. Al cumplir 19 años, las reglas deportivas del estado de Michigan no le permitían jugar ya con su escuela. La norma es la norma, pero en este caso era totalmente absurda: además de que la contribución sobre el campo de Eric no es ni mucho menos decisiva, varios estados tiene excepciones que en Michigan no se contemplaban.
“En los estudios ha ido más despacio y, debido a su discapacidad, era lógico que fuera mayor que los demás”, apunta Dean Dompierre. “Estuvimos dos años llevando el proceso, yendo a los juzgados y pensamos que el tema no tenía salida, que Eric iba a tener que retirarse antes de su última temporada en el Instituto”.
La situación captó la atención de mucha gente. Eric y su padre empezaron a vestir camisetas que decían LET ME PLAY (dejadme jugar). Después las llevaron sus compañeros. La prensa se hizo eco de la noticia y, al final, la historia tuvo un final feliz: se cambió la regla y Eric pudo debutar esta temporada con el primer equipo.
Eric únicamente realiza los extra points (chuts cortos después de una anotación), los chuts de más distancia los hace un compañero suyo. “De hecho, Eric entra al campo a partir del segundo extra point del partido”, enfatiza el entrenador. “En nuestro primer encuentro de la temporada en casa, intentó seis chuts y falló los primeros cinco. Uno golpeo el poste, otro se fue por milímetros… sin embargo, marcó el último. Yo estaba tan contento, que me puse a saltar. El partido estaba claramente decidido a nuestro favor, pero el momento fue irrepetible”.
La historia de este número 44 llamado Eric Dompierre es maravillosa. Ha sido posible gracias a su esfuerzo, pero también a la dedicación de sus padres y a la de un entrenador de quien tenemos mucho que aprender. La lección del Coach Olson es impactante, pues está dispuesto a arriesgar el resultado de un partido por poner a Eric a chutar, por hacerlo sentir bien y ayudarle a desarrollar esa confianza en sí mismo tan necesaria. Pensad: ¿le daría cualquier entrenador conocido la oportunidad de fallar cinco penaltis seguidos a un jugador hasta que marcara el sexto?
Para concluir, una frase del Coach Olson sobre el deporte de equipo:
“Los mejores equipos son los que se entienden como una familia, donde nos importan los que nos rodean y nos preocupa lo que les suceda. Si la gente se preocupa en verdad por el que tiene al lado, suelen ocurrir buenas cosas tanto en la vida como en el deporte”.
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