Pues bien, tal es lo que después de un penoso y larguísimo proceso, podríamos estar en trance de conocer pronto. Y es que, efectivamente, el anteproyecto de reforma educativa que hoy mismo ha aprobado el Consejo de ministros y que aún ha de pasar por todo el trámite parlamentario, propone la eliminación, por fin, de la nefanda asignatura que se daba en llamar pomposamente, como le gusta hacer las cosas al pesoísmo, “Educación para la Ciudadanía”. Vamos, como si antes de que la aprobaran, fuéramos perros y no ciudadanos.
Se trata, asegura Jaime Urcelay, presidente de Profesionales por la Ética, -a quien tuvimos el placer de entrevistar larga y tendidamente en el programa “Diálogos con la Ciencia” de ayer viernes en Radio María-, “de una gran noticia y del fin de una batalla que dura ya seis años”.
Y es que lo cierto es que como él mismo declara también, la última medida adoptada por el Gobierno en relación con EpC había sido “bastante desconcertante: un real decreto de maquillaje de contenidos en pleno mes de agosto, creando un gran desconcierto en la comunidad educativa y generando las críticas de todos”. Para que de hecho, como les puedo confirmar yo en mi calidad de padre, la asignatura siga vigente al día de hoy en los colegios de España.
Es una pena que para ejecutar hasta los puntos más sencillos y menos cuestionados de su programa electoral(1), -y el de la supresión de la EpC lo es-, el Partido Popular pase por estas tribulaciones y por estas penalidades, como si deseara en cada paso que da, poder otorgar la razón a los que lo acusan de tener un saco complejitos e incertidumbres a modo de programa.
Y para demostrar que esto es así, ningún botón mejor que éste de la EpC. Vean Vds.: para suspender la Ley de Calidad de la Enseñanza (la entera ley quiero decir) aprobada en su día por el Gobierno Aznar, a ese inepto llamado Zapatero le bastaron 42 días, los que van desde que el 16 de abril fue investido, hasta el 28 de mayo de 2004 en que suspendió su aplicación mediante real decreto del Consejo de Ministros. Para suprimir una sola asignatura, ¡una sola asignatura! del currículo escolar, el PP lleva ya, desde que Rajoy fue investido, ¡246 días!… ¡¡¡y todavía no lo ha hecho!!! Y aunque todo apunta a que se han dado ya los pasos necesarios para ello, se lo digo de verdad: ¡¡¡hasta que no lo vea no lo creo!!!
El texto del anteproyecto incorpora una nueva asignatura, eso sí, “Educación cívica y constitucional”. Sólo se impartirá en 2º de la ESO, lo que de momento representa per se un avance frente al contenido fuertemente invasivo en el currículo escolar de la asignatura a la que sustituye, la nefanda EpC, puro manual de adoctrinamiento en pesoísmo. Habrá que estar de todas maneras muy pendientes de sus contenidos, porque si en modo alguno queríamos antes que nuestros hijos fueran adoctrinados por el pesoísmo, tampoco queremos que lo sean ahora por el Partido Popular: sencillamente, no queremos que nuestros hijos sean adoctrinados ¿es tan difícil de entender? Sólo queremos que vuelva a regir el artículo 27.3 de la Constitución, cuya interpretación deja lugar a pocas dudas, por no decir ninguna:
“Los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones”.
Queda un asunto por resolver, en el que también repara la plataforma Profesionales por la Etica. “Se trata del perjuicio académico que han sufrido numerosos alumnos objetores a Educación para la Ciudadanía, a los que, en muchos casos, se ha marginado, menospreciado y obligado a repetir curso por haber objetado a esta polémica materia escolar”. “Es un problema que no puede quedar sin respuesta; su sacrificio ha sido por la libertad de todos y no merecen un castigo en su curriculum sino un reconocimiento social”, remacha Jaime Urcelay, presidente de PpE. Me uno al reconocimiento.
(1) Decía el programa electoral del PP: “Elevaremos la formación cívica de los alumnos, sustituyendo la asignatura educación para la ciudadanía por otra cuyo contenido esté basado en el aprendizaje de los valores constitucionales y en el conocimiento de las instituciones españolas y europeas”.
©L.A.
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