Publica Los Ángeles Timesuna nota aparentemente "anecdótica" sobre la marca de motocicletas Harley-Davidson: con motivo de sus 110 años de existencia miembros de la compañía acudirán al Vaticano en junio de 2013 para que el Papa bendiga algunos de sus nuevos proyectos.
 
Explico por qué digo que "aparentemente anecdótica". La empresa no pasa por sus mejores momentos y en su deseo de revertir la caída en sus ventas acuden a "la ayuda divina". Ir con el Papa da visibilidad a la marca: terminan saliendo en un montón de periódicos y noticieros y eso significa publicidad pero posiblemente hay algo más de fondo y dice relación con nuestra vida.
 
Creo que muchas personas tienen "algo" de Harley-Davidson. Cuando se dan cuenta que las cosas no van bien se percibe que el único que nos puede ayudar es Dios. Y en no pocas ocasiones acudimos a quienes nos lo hacen presente aquí en la tierra. Cierto, no todos tenemos al Papa a la mano pero sí a un sacerdote, a una religiosa o a una persona consagrada a quienes les pedimos ayuda, consejo y oraciones. Algo así como lo que está haciendo la marca de motocicletas.
 
Pero pedir una oración o una bendición no equivale a que Dios va a hacer lo que nosotros le pedimos: de hecho, en no pocas ocasiones, no sucede lo que esperábamos. Es parte de la pedagogía de Dios. Y es que no basta pedir sino también vivir como quien tiene fe en que realmente Dios bendice cuando uno corresponde a su amor, incluso cuando no llega lo que esperábamos. En palabras llanas: no se puede esperar un milagro cuando uno sólo se acuerda de Dios cuando le va mal.
 
En el fondo, tal vez la Harley-Davidson nos está recordando que todos tenemos una "motocicleta" dentro.

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