Leo un interesante artículo de un psicólogo estadounidense, Leonard Sax, en la revista norteamericana Psychology Today. Vaya por delante que ni la revista ni el autor se muestran en ningún momento críticos con el comportamiento homosexual. El artículo en cuestión se titula Why Are So Many Girls Lesbian or Bisexual? (¿Por qué tantas chicas son lesbianas o homosexuales?) y toma pie de una reciente polémica sobre una chica de una high school que pretendía que su pareja lesbiana la acompañase a su viaje de fin de curso.
Lo que creo que resulta interesante es lo que sigue: Sax se hace eco de las investigaciones de la Universidad de Cornell que dan como resultado que entre los jóvenes adolescentes un 15% de las chicas hoy en día se autoidentifican como lesbianas o bisexuales, mientras que entre los chicos este porcentaje sería del 5%. Sin entrar en la fiabilidad de este estudio, sí parece que, en cualquier caso, la homosexualidad entre las chicas sería mucho más alta que entre sus equivalentes varones. ¿A qué se debe esta importante diferencia, se pregunta Sax?
La respuesta no es única, afirma, y hay que entender la diferencia entre la sexualidad femenina y la masculina. Pero, y aquí aparece un aspecto que me ha llamado la atención, una de las principales causas sería la extensión universal del consumo de pornografía entre los jóvenes varones adolescentes. En su práctica como médico en un suburbio de Washington DC, el Dr. Sax ha vivido el cambio de costumbres en las últimas décadas, hasta la realidad actual de que es prácticamente imposible encontrar un joven de 14 años que no visite un sitio web pornográfico cada día.
Para el autor del artículo existe una conexión entre estas dos tendencias: el aumento del número de chicas que dicen ser lesbianas o bisexuales y la aceptación universal de la pornografía entre los jóvenes varones. Y cita un testimonio de una paciente cansada de que su novio le pidiera que se pareciera a alguna de sus actrices pornográficas preferidas. Tras esta experiencia, la chica pasó a identificarse como bisexual. Y cita ala chica: "Fue un cambio tan agradable, acurrucarse en el sofá bajo una manta con mi novia, ver una película y hablar de Dios y de la muerte y de hacerse viejo, tener intinidad no sólo física sino emocional y espiritual. No conozco a ningún chico que pueda ni siquiera comprender las conversaciones que tenemos."
Parece pues que una generación de varones adicta al porno es incapaz de establecer el tipo de relación propia entre dos personas y que está en la base de la unión matrimonial y de lo que las chicas esperan y anhelan. Y acaba Sax preguntándose: ¿hay tantas parejas de chicas porque realmente son así o porque los chicos son un completo desastre?