Pero la lectura de los tiempos, tanto desde la negación del hecho profético como desde las entrañas de lo mistérico enfrenta una misma enfermedad: la ideación de la realidad. Desde la primera perspectiva -la mundana- occidente será cada vez más rica, más avanzada, más desarrollada, a pesar de los baches que exige el sistema, dolorosos, pero provisionales. Desde la otra perspectiva -tanto el aparicionismo plano como el new age pagano- a pesar de la apariencia de desarrollo habrá de venir un cambio brusco que trastoque todas las estructuras, con independencia de la realidad, porque ese cambio es -además de previsible, anticipable y cognoscible- fruto de fuerzas superiores al mismo hombre.
Por ello es de preveer un destino concreto y nada positivo, porque las decisiones inmorales del hombre a lo largo de los tiempos han ido acumulándose en una tétrica herencia que ahora parece condensada, contenida, soportada en equilibrio precario. Y equilibrio que se ve dificultado con la añadidura continua y brutal de pecados que se suman a ese misterioso dique que parece contener tanta culpa pasada, presente y futura, hasta su ruptura. Por ello la lectura apocalíptica de la realidad está más cerca del verdadero pensamiento cristiano que la lectura progresista y positiva. Porque la lectura apocalíptica de cuanto pasa tiene su base en la moral, por tanto en el hombre, mientras que la lectura progresista que impregna el pensamiento occidental, y por ello el cristianismo actual, tiene su base en la economía, en el bienestar, en la calidad de vida.
Y con todo, con toda la argumentación sociológica, económica o técnica que se quiera, en la cual se aprecia que el presente está soportando tensiones de muy difícil solución y que habrán de romper en mil fracturas diversas, hay un aspecto evangélico que debe situar al cristiano ante la sensación de que, se perciba lo que se perciba, se crea lo que se crea, estos tiempos desde luego no son normales, porque estos tiempos han sido anticipados por Cristo como el juicio de las naciones. “Cuando veáis a Jerusalem asediada por los soldados sabed que entonces que ha llegado su desolación... Caerán al filo de la espada y serán deportados a todas las naciones y Jerusalem será pisoteada por los gentiles hasta que se cumpla el tiempo de las naciones.”
x cesaruribarri@gmail.com