EL CARNICERO, EL PERRO Y EL ABOGADO

 La mejor manera de vengarse de una mala persona
es no parecérsele.
Marco Aurelio Antonio—

          El perro de un abogado entra a la carnicería de al lado de su casa y se come un filete delante del carnicero. Este, indignado, va a la oficina del abogado y le pregunta:

         —Si un perro se mete en mi carnicería y se come un filete ante mis propios ojos, ¿tengo derecho a exigir al dueño del perro que me pague el filete?
         —Evidente.
         —Entonces, ¡págueme cinco euros del filete que se acaba de comer su perro en mi carnicería!

         El abogado saca su monedero y le da los 5€ al carnicero sin poner ninguna objeción.

         Este se vuelve satisfecho a su carnicería. Una semana después recibe una carta con una factura del abogado reclamándole 50,00€: como minuta de su consulta sobre un perro que se comió un filete.

          Por cinco euros pagar cincuenta no es un buen negocio. El trasfondo de venganza que suele haber en ese querer vencer al con el mal, normalmente, acarrea más perjuicios que beneficios. Seguramente que si el carnicero no hubiese ido en plan pillo y exigente, el abogado no le habría cobrado la consulta.

          El mal nunca se vence con otro mal. Eso, normalmente, provoca un mal mayor. S. Pablo (Romanos,12,21) aconseja: no te dejes vencer por el mal, sino vence al mal con el bien.

          Siempre que cito este pasaje de san Pablo me acuerdo del encuentro que tuvo el Papa Juan Pablo II con los jóvenes en el estadio Santiago Bernabéu, el 3 de noviembre de 1982:

      Os propongo un programa para superar el mal con el bien. [.../...] Y esto se logra con nuestro empeño personal, con nuestro esfuerzo y conducta concorde con los preceptos del Señor, con nuestra fidelidad a su persona. Así, el cristiano vence el mal; y vosotros, jóvenes españoles, vencéis el mal con el bien cada vez que, por amor y a ejemplo de Cristo, os libráis de la esclavitud de quienes miran a tener más y no a ser más.  [.../...] Entonces os convertís en transformadores eficaces y radicales del mundo y en constructores de la nueva civilización del amor, de la verdad, de la justicia, que Cristo trae como mensaje.  [.../...]  Mientras marchemos por el sendero transformador de las bienaventuranzas, estamos venciendo el mal; estamos convirtiendo las tinieblas en luz.

          No es muy cristiano el dejarse llevar por el sentimiento de venganza devolviendo mal por mal. No es muy cristiano; pero, además, humanamente, es fácil que nos ocurra como al carnicero con el perro del abogado.