Al hilo del evangelio de San Mateo se desarrollan los capítulos de este libro, con la fluidez y mansedumbre de los regatos montañeses. Es una lectura iluminadora de la Palabra de Dios, un reflejo del paso del Señor por lo cotidiano, por aquellos rincones que nos parecen poco importantes...Dios sigue naciendo en los pesebres y si tenemos los ojos de niño podremos ver la estrella y seguirla: "No es fácil -dice el autor en el segundo capítulo- seguir a una estrella. No basta con verla una sola noche, hay que contemplarla muchas veces hasta sentir que se mueve, que es real, que nos invita a caminar. Cuando los Magos comenzaron a caminar lo hicieron en pura fe. No eran científicos, eran hombres abiertos a la novedad. A los científicos no se les mueven las estrellas. ¿A ti se te mueven? Si contemplamos las estrellas con asiduidad y con corazón de niños, algún día se nos moverá alguna. Si la seguimos, toda nuestra vida será un caminar para adorar al recién nacido."
Edibesa, Madrid, 2004.