Definir cualquiera de los casi mil asesinatos de la ETA como el más cruel representa per se un ejercicio a medio camino entre lo frío, lo inapropiado y lo injusto, porque todos lo fueron, más allá de las virtudes o defectos que acompañaran a cada una de sus víctimas. Ninguno tenía que haber muerto, a ninguno se le debió negar la posibilidad de completar una vida que nunca es evaluable hasta que termina cuando tiene que terminar, y a nadie se le puede arrebatar el derecho de hacerla mejor cada día. Si me atrevo a hacerlo hoy es porque las sabandijas de la ETA, los facinerosos de la independencia vasca, se atrevieron esta vez con una niña de seis años (hay que ser valiente, hay que ser gudari), Silvia Martínez, con cuya vida y con la de Cecilio Gallego acabaron como siempre lo hacen, con una bomba activada a distancia, sin dar la cara, huyendo a la carrera…
 
 
           
 
            Con motivo del aniversario, la plataforma Mujeres por la Justicia volverá a manifestarse este sábado para homenajear a las víctimas del terrorismo. Les dejo con sus palabras, más elocuentes que cualquier otro comentario que yo pueda hacer.
 
            “La plataforma Mujeres por la Justicia se sumará el sábado [hoy] a los actos en recuerdo de Silvia Martínez, con motivo del 10º aniversario del atentado terrorista que acabó con su vida y la de Cecilio Gallego. El homenaje, organizado por los padres de la pequeña, tendrá lugar a partir de las 20 horas en la Plaza de la Diputación de Santa Pola. Desde la plataforma, animamos a todos aquellos que decidan acudir al acto a llevar una flor amarilla y otra roja, con el fin de poder formar una bandera de España que simbolice aquello que los terroristas no conseguirán destruir jamás ni con sus chantajes ni con sus armas.
            El atentado de Santa Pola dejó absolutamente desoladas a dos familias, pero sirvió para que la justicia ilegalizase a Batasuna por negarse a condenar tan cruel episodio. Hoy, ya ni siquiera la sangre derramada por los nuestros impide que los comandos de ETA vuelvan a estar sentados en ayuntamientos, diputaciones e incluso el Congreso de los Diputados. Precisamente por eso, además de oponernos a los beneficios penitenciarios, volveremos a exigir, una vez más, la expulsión de todos los terroristas de nuestras instituciones”.
 
 
            ©L.A.
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