Nos dice Mons Octavio Ruiz comenta algunos aspectos básicos, empezando por qué es la Nueva Evangelización. Qué es evangelizar y qué no es evangelizar es un tema que no termina de entenderse. Si hablamos de Nueva Evangelización, significa que hay algo novedoso que la diferencia de la Evangelización previa. ¿Qué es eso que la diferencia de la Evangelizaciones anteriores?
“La nueva evangelización no consiste en anunciar un mensaje nuevo, distinto al de siempre, ni tampoco en utilizar simplemente nuevas estrategias o métodos novedosos y llamativos para atraer a la gente. En realidad se trata de volver al “amor primero” del que nos habla el libro del Apocalipsis, cuando reprocha a la Iglesia de Éfeso: «Pero tengo contra ti que has perdido tu amor de antes» (Ap 2 ,4). La nueva evangelización debe estar encaminada a hacer posible que el hombre y la mujer de esta sociedad secularizada vuelvan a sentir la alegría de la presencia y de la cercanía del amor de Dios en sus vidas. Se trata de volver a la frescura misma del Evangelio, para dejarse sorprender y maravillar por la palabra de Jesús, como sucedió cuando él inició su vida pública, que la gente que lo escuchaba se preguntaba: «Qué es esto? Una doctrina nueva, expuesta con autoridad!» y se maravillaban de los gestos que hacía Jesús (cf. Mc 1,27). ”
Es interesante la referencia al Apocalípsis. Si leemos los mensajes de los Ángeles a las siete Iglesias veremos que nos retratan con una nitidez maravillosa. En nuestra Iglesia hay mucho que funciona y mucho que no lo hacer. Mirando aquello de los que se acusa a las Iglesias veremos qué es necesario que abordemos. Mons Octavio Ruiz in indica parte de la acusación a la Iglesia de Éfeso: La pérdida del amor primero, pero también podríamos ver que somos tibios como se reprocha a Laodicea o tenemos tolerancia a los modernos ídolos como Tiatira.
Dice que Mons Octavio que no hemos de centrar la Nueva Evangelización en los métodos, formas o mensajes novedosos, sino en mostrar a quienes viven cerca de nosotros, que sentimos la inmensa alegría de saber que Dios nos ama. ¿Sentimos esa alegría? ¿Qué nos hace ser tibios y desafectados?
Las palabras del Evangelio ya no nos mueven ni nos conmueven. Parecen reliquias inservibles que están mejor en los museos que en la vida cotidiana. ¿Qué nos sucede? ¿Nos sentimos salvados o hemos perdido toda esperanza de salvación? ¿Entendemos qué es la salvación?
La sociedad no ha permanecido parada desde que Cristo ascendió a los Cielos. Ha ido construyendo anticuerpos que obstruyen el Mensaje cristiano y lo hacen parecer irrelevante para el ser humano actual. Me comentaba un familiar hace tiempo que no creía en Dios porque Dios no le era útil. Es decir, "creo en lo que puedo utilizar en mi provecho", "no creo en aquello que no es utilizable". Hoy ne día, hasta la espiritualidad se desliga de la trascendencia y de la Fe.
Ninguna fuente pueda dar agua si no la atesora en su interior. Ningún cristiano puede comunicar esperanza si no tiene esperanza en su interior. La Fe que no se posee, no se transmite. No hay entusiasmo en las palabras de quien no está entusiasmado ni alegría en las acciones de quien no se siente alegre.
La Nueva Evangelización empieza por cada uno de nosotros, ya que si no estamos llenos del amor, alegría, esperanza y buena voluntad que tiene el Evangelio ¿Cómo lo transmitiremos?
Entonces ¿Dónde encontraremos todo esto? Es sencillo, en los Evangelios. Pero leer no es entender, ni vivir. Hay algo que ha fallado en la transmisión del Evangelio como buena noticia: la comunidad. En ese sentido comprendo y apoyo la propuesta que Mons Novell está poniendo en movimiento en su diócesis.
Sin una comunidad no se puede vivir el cristianismo. Cristo seleccionó la primera comunidad con 12 Apóstoles que vivirían unidos todo el recorrido evangélico. Cristo podría haber predicado sólo y alejado, como muchos “gurús” y “maestros” hacen, pero no lo hizo. Creó una comunidad que viviera en primera persona todo lo que le iba a suceder.
La unión hace la fuerza y a los cristianos actuales nos sobra autonomía espiritual, tibieza, desamor, adoración de los bienes materiales, etc. Nos falta humildad, mansedumbre, paciencia, entendernos mutuamente por amor.
Para responder al llamado del Amor renovado que Mons Octavio Ruiz nos ha propuesto, lo mejor es vivir el Evangelio de forma comprometida y en comunidad. La Nueva Evangelización podrá utilizar todos los métodos, herramientas y lenguajes que sean necesarios, pero sin el Amor que conlleva regalar la Buena Noticia a los demás, no es nada.