Son buenos tiempos para la Ciencia ya que el bosón de Higgs parece que al fin ha sido hallado. Y dicen –porque ni tengo tiempo ni conocimientos como para entender en su plenitud el logro alcanzado– que esto confirma la teoría más importante sobre por qué las cosas tienen masa, lo cual no es poco. Me gusta lo de llamarlo “la partícula de Dios” y eso que parece que Lederman, en su libro, en realidad quería llamarla “la maldita partícula” por todo lo que estaba costando encontrarla, pero como no le dejaron le puso el otro nombre.

Como ocurre cada vez que hay un gran descubrimiento la gente inteligente en seguida se plantea la siguiente pregunta: Y ¿ahora qué? ¿Por qué el bosón está ahí? ¿Por qué se comporta así? ¿Qué hay detrás? Y, afortunadamente, algún científico tarde o temprano descubrirá la respuesta. Y cuando lo haga, él mismo, si es inteligente, se preguntará “Y ahora ¿por qué es esto así…?”. Y así estaremos ¿hasta cuando?

 

Pues hasta que nuestro cerebro comprenda (el que no lo haya comprendido ya) que científicamente podemos descubrir, y sin duda lo haremos, muchas causas de por qué existen las cosas, llegando a profundidades inimaginables hoy día, pero que nunca podremos dar científicamente respuesta a por qué existe algo, por qué existe la existencia, si se me permite la expresión. Algunos pseudocientíficos dicen que es cuestión de tiempo que la ciencia responda a esa pregunta. Pero no lo es, cualquier persona medianamente inteligente y sincera lo sabe. La ciencia nunca responderá a esa pregunta.

 

Para responderla hace falta otra vía, otro camino, donde buscar.

Aramis