Descubre tu estilo de evangelización (1)

 Mark Mittelberg hace una descripción detallada y muy práctica de los distintos estilos de evangelizadores. En el Evangelio se descubre los distintos temperamentos, caracteres, personalidades, de los que escucharon a Jesús y después hablaron de Él a su manera. Traigo aquí algunas de las ideas que acertadamente nos ofrece este autor.

¿Qué hacer para que los jóvenes de tu iglesia se conviertan en apasionados evangelizadores? Una de las barreras más grandes que detienen a los cristianos a la evangelización personal es el concepto erróneo que tienen de ella. Muchos de nosotros la percibimos como una actividad poco natural. Sin embargo, Dios desea usarnos para alcanzar a otros. Pero, ¿cómo? El autor nos guía por un proceso para descubrir seis estilos bíblicos de evangelización.

Habla de Cristo siendo tú mismo

Eso es todo. Había renunciado a la idea de evangelizar personalmente y estaba listo para invertir mi tiempo y energía en otra área. No era que ya no creyera en eso. Sabía que evangelizar era importante, bíblico, y la única forma en la que la mayoría de las personas encontrarían a Cristo. Tenía muy claro que era algo que alguien tenía que estar haciendo. Pero no yo.

Los conceptos erróneos

Estoy convencido de que una de las barreras más grandes que detienen a los cristianos a participar en una evangelización personal es el concepto erróneo que tienen sobre ella. Muchos de nosotros le tememos a la aterradora palabra «evangelizar» y la percibimos como una actividad poco natural.

Dios sabía lo que hacía cuando te estaba creando. Él te diseñó con su única combinación de personalidad, temperamento, talentos, y trasfondo, y Él quiere usarte para alcanzar a otros de una forma que esté de acuerdo con tu diseño divino.

¿Cómo luce eso en su vida? Para responder a esa pregunta vamos a considerar la forma en que Dios usó a seis personas en el Nuevo Testamento para propagar su amor y verdad. En el proceso, descubriremos seis estilos bíblicos de evangelización. Conforme describa cada uno de ellos, piensa cuál podría corresponde con tu modo de ser.

El estilo de confrontación de Pedro

Pedro tenía una personalidad impulsiva. Cualquier cosa que hiciera, lo hacía sin dudarlo y a pura fuerza. Cuando Jesús le preguntó a sus discípulos en Mateo 16.15 quien pensaba ellos que él era, Pedro no anduvo con rodeos; declaró tan rápido como pudo que Jesús era el Mesías. Después unos versículos más adelante cuando no estuvo de acuerdo con la misión que Jesús había declarado, lo desafió de frente. ¿Puedes imaginarte eso —tratar de corregir al Hijo de Dios? Quizá sí, ¡si posee el estilo de confrontación!

Cuando Pedro estuvo en una barca y quiso estar con Jesús, no dudó en hacer cualquier cosa con tal de acercarse a Él, incluso si eso significaba nadar hasta la orilla o tratar de caminar sobre el agua. Y ¿recuerdas cuando los enemigos de Jesús lo iban a capturar en el Jardín de Getsemaní? ¡Pedro se enfrentó a ellos con una espada en su mano!

Si Pedro estaba convencido de que estaba en lo correcto, casi no había forma de detenerlo. Él era directo, valiente, e iba al objetivo.

¿Alguna duda del porqué Dios escogió a Pedro como su orador en el día de Pentecostés? Dios quería que la gente tuviera bien claro de que habían sacrificado al Mesías, y que necesitaban pedirle a Él que tuviera misericordia y que los perdonara. La personalidad de Pedro fue diseñada para llenar esa función. Con un poder dado por el Espíritu Santo, se levantó y se enfrentó  a las personas con los hechos. Y 3000 personas confiaron en Cristo y se bautizaron ese día.

¿Te das cuenta de que hay gente en tu mundo que no conocerá a Cristo hasta que alguien como Pedro les presente la pura verdad? Yo era uno de ellos.

Verá, por mucho tiempo interpreté un papel y pretendí ser cristiano. Había escuchado enseñanzas bíblicas toda mi vida, conocía el mensaje del evangelio al derecho y al revés, y podía citar muchos versículos bíblicos. Pero necesitaba a alguien del estilo de Pedro que me dijera cara a cara mi necesidad de empezar a vivir lo que sabía que era verdad. Y un día Dios me envió a uno. Un amigo que conocía desde la secundaria desafió la discrepancia entre mis creencias y mi estilo de vida. Antes de que nos separáramos me miró justo a los ojos y me dijo que ¡yo era un hipócrita!

Eso me enfureció. Pero en los siguientes días ese enojo se convirtió en reflexión para luego convertirse en arrepentimiento. A la semana siguiente comprometí mi vida a Cristo.

Algunas personas están sencillamente esperando —como lo estaba yo— a que un cristiano valientemente les presente la verdad de Cristo y que los desafíe a hacer algo al respecto. ¿Podría ser tú ese cristiano?

El estilo intelectual de Pablo

Aunque Pablo ciertamente podía remover a las personas cuando era necesario, el rasgo de su método era una presentación lógica del mensaje del evangelio. Lee cualquiera de sus cartas —Romanos es el mejor ejemplo— y verá que era todo un experto en explicar claramente las verdades centrales de la fe.

Este método intelectual se compaginaba con la notable formación de Pablo, con su tendencia a debatir a todos los enemigos que podrían desafiar sus posiciones.

¿Puedes pensar en una mejor persona para enviar a los filósofos de Atenas? En Hechos 17, Pablo presentó un poderoso argumento para la verdad, empezó con el ídolo ateniense que representaba al dios no conocido y llevó todo eso al único y verdadero Dios y su Mesías resucitado. El enfoque de Pablo era eficaz, y algunos de los que lo escuchaban se convertían.

Estos tipos de pensadores en Atenas no hubieran respondido bien al enfoque directo y confrontador de Pedro. Necesitaban argumentos lógicos que en forma contundente probaran su punto.

¿Hay personas en tu círculo que son así? Ellos no quieren respuestas fáciles o un comentario superficial como: «Tan solo tienes que aceptarlo por fe». Necesitan ver los hechos sólidos que respaldan esa fe.

¿Es el método intelectual el que a ti te cuadra mejor? ¿Es del tipo investigador que disfruta trabajar con ideas y evidencias? Este es un importante estilo, especialmente en estos días de creciente secularización. Muchas personas no solo necesitan escuchar el evangelio sino también que se lo definan y que lo defiendan. (Continuará)

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