O sobre cómo “rescatar” las vidas de nuestros mártires
El Obispo Ramón Guillamet y Coma (Olot, Girona, 1856 - Barcelona, 1926). Su padre era carpintero y la familia no disponía de muchos recursos. Ingresó en el Seminario de Girona y destacó rápidamente por sus calificaciones. Recibió la ordenación sacerdotal en 1873. Después de doctorarse en Teología y en Derecho obtuvo el cargo de canónigo doctoral en la Catedral de Tarragona. Fue nombrado Obispo de León, el 20 de enero de 1909. El 18 de julio de 1913 fue promovido al obispado de Córdoba. Finalmente, el 28 de junio de 1920, fue designado Obispo de Barcelona. Al cabo de cinco años al frente del Obispado enfermó gravemente, muriendo el 14 de abril de 1926.
En la fotografía, nuestro protagonista, en sus primeros años sacerdotales.
Uno de los pocos recuerdos de Sor Aurora Martínez Doce, sobrina de nuestro protagonista, es que este era natural del pueblecito leonés de Almanza; lo cual no coincide con lo dicho por Mossèn Sanabre en su “Martirologio de la Iglesia de la Diócesis de Barcelona”, que coloca su nacimiento en Ledesma (Salamanca). Y, sin embargo, lo que puede ser una dificultad se convierte enseguida en una pista. El Obispo Guillamet de Barcelona, del que don Fidel fue su secretario particular (familiar), estuvo primero en León, luego en Córdoba y, finalmente, en Barcelona.
El Obispo Ramón Guillamet y Coma (Olot, Girona, 1856 - Barcelona, 1926). Su padre era carpintero y la familia no disponía de muchos recursos. Ingresó en el Seminario de Girona y destacó rápidamente por sus calificaciones. Recibió la ordenación sacerdotal en 1873. Después de doctorarse en Teología y en Derecho obtuvo el cargo de canónigo doctoral en la Catedral de Tarragona. Fue nombrado Obispo de León, el 20 de enero de 1909. El 18 de julio de 1913 fue promovido al obispado de Córdoba. Finalmente, el 28 de junio de 1920, fue designado Obispo de Barcelona. Al cabo de cinco años al frente del Obispado enfermó gravemente, muriendo el 14 de abril de 1926.
Así que, buscando al posible seminarista y ordenando Fidel Doce Vázquez, su nombre aparece en el “Boletín Oficial del Obispado del León” del lunes 30 de diciembre de 1912 (nº 24). En dichos boletines se da a conocer a todos los sacerdotes las comunicaciones internas de parte del Obispo, así como los nombramientos o, en este caso, los anuncios de las diferentes convocatorias para órdenes. En la página 10 podemos leer que “el Obispo ha conferido los Sagrados Órdenes, en los días 20 y 21 del presente mes, a los señores siguientes…” y el primer nombre es el D. Fidel Doce Vázquez, para la primera clerical tonsura (el actual rito de admisión).
Al no volver a encontrar a nuestro protagonista en ninguna convocatoria posterior de órdenes en la diócesis de León, solo caben dos opciones: o que dejó la carrera eclesiástica (cosa absurda pues ya sabemos que fue asesinado, por ser sacerdote, en los días de la persecución religiosa), o que se fue a otra diócesis. Si unimos a esto la información de que, justo la última vez que aparece su nombre en León, es cuando trasladan al Obispo Guillamet a la diócesis de Córdoba, encontramos el eslabón para continuar investigando… sin olvidar el dato importantísimo que Don Fidel Doce aparece en varios documentos y noticias como secretario-familiar del Obispo Guillamet.
En la diócesis de Córdoba
Y allí comunicamos con don Miguel Varona Villar, Delegado para las Causas de los Santos de la diócesis de Córdoba, quién enseguida nos envía el expediente de órdenes mayores:
· El subdiaconado lo recibió el 6 de junio de 1914
· El diaconado el 19 de diciembre de diciembre de 1914
· El presbiterado el 29 de mayo de 1915.
En la fotografía, nuestro protagonista, en sus primeros años sacerdotales.
Una carta del Obispo Guillamet, fechada el 25 de noviembre de 1914, termina de aclarar todos los extremos:
“Atestamos y certificamos: que don Fidel Doce y Vázquez, súbdito de la diócesis de León y alumno de este nuestro Seminario Conciliar de San Pelagio Mártir, durante los seis meses que han transcurrido desde su ordenación de Subdiácono, ha residido en nuestro Palacio Episcopal, observando muy buena conducta moral y religiosa…”.
La documentación recibida desde el Obispado de Córdoba aclara que era diocesano de León. Allí son enviados todos los papeles de las diferentes convocatorias de órdenes, así como las tandas de ejercicios espirituales realizadas en cada ordenación. Entre los papeles, nos encontramos con su firma.