Cuando la Iglesia decreta las virtudes heroicas de una persona, que pasa a tener el tratamiento de venerable y que, de este modo, inicia su camino hacia la canonización, quiere mostrar a los cristianos ejemplos de vida reales que nos ayudan e configurar nuestra vida a la de Cristo. Es pues importante atender a los ejemplos que nos propone la Iglesia, modo concreto de ejercitar aquello tan importante de sentir con la Iglesia.
En esta ocasión son 16 las causas de canonización que Benedicto XVI ha autorizado. Todas tienen su interés, pero me detengo en cuatro que me han llamado más la atención:
- Monseñor Álvaro del Portillo, el sucesor de San Josemaría Escrivá de Balaguer al timón del Opus Dei, que el decreto califica como "sacerdote de paz, leal a su compromiso de amor a Dios; muy unido a la Iglesia y al Romano Pontífice".
- Monseñor Fulton J. Sheen, obispo y evangelizador incansable, gran predicador y apologeta que supo utilizar los medios de comunicación modernos para hacer llegar la Buena Nueva a cercanos y alejados.
- El cardenal de Nápoles Sisto Riario Sforza, voz d ela conciencia de los napolitanos ante la invasión unitarista que hubo de marchar al exilio no sin antes dejar escrito que el proceso unitarista estaba "lejos de constituir la anhelada unidad italiana, puesto que en Nápoles y en las Dos Sicilias, de italiano había bien poco, y bien poco se conoce Italia, como el resto de Italia poco o nada conoce de Nápoles y de la Italia meridional”.
- Por último, me fijo en los mártires, tan importantes para la vida de la Iglesia. Numerosos los asesinados durante la persecución religiosa en España entre 1936 y 1939: el obispo auxiliar de Tarragona, Manuel Borras Ferre, los 146 hermanos de las Escuelas Cristianas, los seis hermanos de la Orden de la Santísima Trinidad y la hermana Victoria de Jesús, del Instituto Calasancio de Hijas de la Divina Pastora. Además, se abre el proceso de canonización de Giuseppe Puglisi, sacerdote italiano asesinado por la mafia en Palermo en 1993 y de Devasahayam Pillai, un laico indio martirizado por su fe en 1752.