No, no voy a hablar de los partidos de derechas españoles, si es que tal existe. Voy a hablar de las personas que los votan, y se autodefinen, como “de derechas”, de una masa de votantes que en España anda entre los ocho y los diez millones de personas, y en la que encontramos muchas subespecies diferentes.

            Y entre ellas la primera, la del “votante de derechas que no es ‘de derechas’”. Una especie singular a la que más que no entender, casi admiro. Se trata de personas a las que si les preguntas cuestión por cuestión, responden como si fueran de izquierdas: son partidarios del aborto, de la eutanasia, de las leyes que discriminan al varón, de la agenda 2030, de la alta fiscalidad, de las subvenciones, de la educación de pésima calidad que se imparte en España... Creen en el cambio climático, en la residualidad de España ante sus regiones y en su inferioridad frente a Europa; en su historia execrable; no se sienten muy representados en los símbolos nacionales; no tienen particular afección a la familia; la religión les produce erisipela; se avergüenzan de las tradiciones patrias… y sin embargo… ¡¡¡se autodefinen como “de derechas”!!! exponiéndose así a todos los epítetos, desprecio y discriminaciones con los que en España se obsequia a las personas calificadas como tal. Y todo ello…¡¡¡sin serlo!!!… Mágico, realmente mágico. Diría, incluso, heroico hasta lo masoquista, ¿no les parece?

            El segundo tipo es el del “derechista de campo de futbol”. Lo es como el que es hincha del Betis o del Alcoyano. Miran “a la camiseta”, y si es la suya, son “los suyos”. Les puede dar un ataque al corazón si Carmena aprueba “Madrid Central”, pero les parece necesario si lo hace Almeida. Se llevan un berrinche si Carmena les pone cámaras en los semáforos, pero no dicen ni pío si se las pone Almeida. Les subleva la amnistía de Sánchez a los golpistas del 2017, pero ni les inmuta la impunidad de Rajoy a los del 2014 (de hecho, ni se acuerdan de que en el 2014 hubo un golpe de estado idéntico al del 2017). Si la izquierda sube los impuestos, "es culpa de la izquierda", claro está; pero si los sube la derecha, "sigue siendo culpa de la izquierda".

            El tercer tipo es el del “derechista resignado”. Comparten los valores que tradicionalmente se atribuyen a la derecha, creen en un mundo ideal en el que esos valores prevalecerán... pero piensan que es mejor que ningún partido, y todavía menos el que ellos votan, intente implantarlos, porque entonces se irrita la izquierda y acaba siendo peor. Es decir, votan a sus partidos “de derechas” para que no hagan cosas “de derechas” (!). En un referéndum, podrían, después de mucho reflexionarlo, incluso votar en contra de aquello en lo que creen, con tal de preservar lo que ellos entienden como “el orden”, “la calma”. Creen que es lo mejor para la convivencia, lo que es tanto como aceptar que aquello en lo que ellos creen es malo para la misma. Otros actúan así por pánico: se resignan a vivir en el infierno, con tal de que el demonio no se enfade.

            El cuarto tipo es, a mi entender, el demoscópicamente más importante: el del “derechista ignorante”: el que no sabe que el partido “de derechas” al que vota, sencillamente, no es "de derechas". Llevan cincuenta años esperando a que “su partido de derechas” cambie una sola ley de las aprobadas por la izquierda; llevan cincuenta años esperando a que “su partido de derechas” baje los impuestos; llevan cincuenta años esperando a que “su partido de derechas” trabaje por una España más unida y menos “plurinacional”; llevan cincuenta años esperando a que “su partido de derechas” mejore los estándares de la educación, del trabajo, de la moral, de la españolidad, del esfuerzo, de los valores, del papel de España en el mundo… pero aún no se han enterado de que “su partido de derechas” no ha hecho nunca nada de eso, ni seguramente lo hará jamás.

            Y el quinto es el tipo del que es "de derechas de verdad": cree en los valores “de derechas”; cree que son los mejores para la convivencia, el progreso y la riqueza; no tiene ningún miedo a que se implanten; sabe perfectamente que “el partido de derechas” no es de derechas… Y ahí anda el pobre, errante y a la deriva, solitario y dubitativo, sin saber qué hacer en realidad…

             ¿A cuál pertenece Vd.?

            Que hagan Vds. mucho bien y que no reciban menos.

  

 

            ©Luis Antequera

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