Y lo primero que nos preguntamos es: ¿por qué precisamente en el Cerro de los Angeles? Pues bien, porque dicho cerro acontece ser el centro geográfico de la España peninsular (es decir, ni de España con sus islas, ni de la Península Ibérica), que podemos definir como aquel punto en el que habría que colocar un hilo por el que quisiéramos sujetar el mapa de nuestro país para que se mantuviera perfectamente paralelo al suelo. Vea Vd. sobre el tema, un interesantísimo estudio de Javier Colomo, el cual sin embargo emplaza dicho punto central en un lugar al norte de la provincia de Toledo y unos 40 kilómetros al oeste del Cerro de los Angeles.
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Y así, el 30 de mayo de 1919, como tuvimos ocasión de ver ya, el Rey Alfonso XIII realiza en el mismo acto, la consagración de España al Sagrado Corazón de Jesús y la inauguración del monumento. Junto a la imagen de 9 metros de alto, y en un lateral del mismo, se venera a un conjunto de santos vinculados a la tradición. Por supuesto Santa Margarita María de Alacoque, pero con ella también San Agustín, San Francisco de Asís, Santa Teresa de Jesús, Santa Gertrudis, el Beato Bernardo Francisco De Hoyos y San Juan Evangelista. El conjunto, adquiere una altura de 28 metros, y se construye con piedra de Almorquí.
Al inicio de la Guerra Civil, el 23 de julio de 1936, cinco jóvenes serán asesinados por defender el monumento, asesinato culminado cinco días después, el 28 de julio, con la macabra ceremonia de fusilar la imagen, y otros diez más, el 7 de agosto, con la destrucción del entero monumento con dinamita. Con tan fausto motivo, el Ayuntamiento de Getafe cambió el nombre al cerro por el de “Cerro Rojo”. Hechos todos ellos que relata con estas discretas palabras -lo que honra a sus redactores- :
“El Cerro de los Ángeles sufrió, heroicamente, durante la persecución religiosa en España, teniendo entre sus devotos un número importante de testigos de la fe. El monumento al Corazón de Jesús fue destruido el 7 de agosto de 1936, primer viernes de mes”.
Terminada la guerra, el gobierno de Franco, tras devolver al lugar su nombre original, levanta un nuevo monumento, según proyecto de los arquitectos Pedro Muguruza y Luis Quijada, encargándose la nueva imagen (a mi entender mucho menos bonita) una vez más al escultor Aniceto Marinas. El monumento se inaugurará en 1965, procediéndose a la conservación y custodia de lo que quedó del anterior, a saber, apenas la base y el arranque del pedestal.
©L.A.
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