Esopo tiene una fábula muy atinada:
Dos muchachos entran a robar en una frutería.
Uno coge dos piezas y las mete en la bolsa del otro.
El frutero lo advierte y se lo echa en cara.
El que cogió la fruta dice: “Yo no tengo nada”.
Y el otro: “Yo no he cogido nada”.
Y el frutero contesta: “A mí podréis engañarme, pero a los dioses NO”.
Lo mismo podemos decir nosotros:
A DIOS NO LE ENGAÑA NADIE porque conoce hasta nuestros pensamientos.
JORGE LORING, S.I.
COMUNIDAD JESUITAS.
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