El comediógrafo don Jacinto Benavente, miembro de la RAE y premio Nobel de Literatura escribió una obra teatral “Los intereses creados”(1922) por la que recibió el máximo galardón mundial. Tanto en la sociedad de su tiempo, como en la presente y la de siempre, los humanos nos movemos no tanto por altruismo, generosidad y bienes aparentes, como por intereses crematísticos, hábilmente camuflados, pero reales.
Esta situación se va a repetir hoy en España, entre el multimillonario yanki que en la actual situación de crisis, ofrece a España su proyecto Eurovegas, maquillando lo malo de su regalo “envenenado”. El tema está en los medios.
En Alcorcón la Iglesia, como en otros sitios, busca lo más conveniente para el bien común y total de su población. El señuelo de creación de puestos de trabajo, fin aireado por todos los partidos políticos, contrasta a los males del juego, destructor de personas (ludópatas) y de familias, de la prostitución, de las mafias, del crimen organizado etc…
El pastor de la diócesis de Getafe, D.Joaquín López Andujar, ha tomado firme postura sobre tema tan controvertido. No se ha ido por las ramas. Ha cogido el toro por los cuernos y salvando el parecer colectivo de la CEE, valiente, contundente y visión cuasi profética, ha apostado por el bien moral y espiritual de sus diocesanos, basado en el Evangelio. “Buscad el Reino de Dios y su justicia y todo lo demás se os dará por añadidura” y el principio inalienable de la moral católica:”El fin no justifica los medios”. No se puede decir más, con menos palabras. Seguro que ante esta nítida y clarificadora postura, no van a faltar las esperadas reacciones de unos y otros.
La derecha sentirá decepción por la carencia en este caso de apoyo de la Iglesia diocesana al plan de inversión, financiación y creación de puestos de trabajo. La izquierda anticlerical y laicista,-¡oh milagro¡- aplaudirá con las orejas la actitud de la denostada Iglesia, por coincidir con sus intereses políticos, Mientras la Iglesia, como otras veces, seguirá fiel a su ideal del Evangelio y al ejemplo de Jesús.
MIGUEL RIVILLA SAN MARTIN