El de una marca muy española, y aunque no se acostumbra a decir cuál, lo van a averiguar Vds. inmediatamente en cuanto vean su publicidad, justo aquí debajo. 
 
 
            Pues bien, representa el anuncio -¡qué buen reflejo de la sociedad acostumbran a ser los anuncios publicitarios, pena que los interrumpan tan a menudo con películas y documentales que no interesan a nadie!-, el mejor resumen de todo aquello que nos ha estado alimentando a los españoles durante estos años y que, finalmente, nos ha llevado a la situación en la que nos hallamos.
 
            Lo primero, un problema. Un problema que no es en modo alguno baladí: una civilización muy superior a la nuestra, extraterrestre, a bordo de un platillo inexpugnable, va a conquistar la tierra con la supuesta intención de someter a la especie humana, cuando no de exterminarla, justo ahora que, según las palabras antológicas del protagonista del anuncio, “estamos de bajón”(1).
 
            ¿Qué hace ante ello el género humano? ¿Prepararse para la guerra, para la sangre, para el sudor y para las lágrimas de las que hablaba Churchill, para el esfuerzo, para el sacrificio, para la endura? No por Dios, esperar tranquilamente en un bar tomándose una cervecita... lo primero es lo primero... ¿o no?
 
            Llega por fin el momento de actuar. ¿Salimos todos juntos, con unos mandos, con una organización, con un jefe, con un trabajo previo, con un entrenamiento? No por Dios, sale el hombre providencial, un chico muy mono y con muy buen rollito según se dice ahora, ¿acaso vale la pena perder el buen rollito porque una civilización malvada haya llegado a la tierra para conquistarla entera y someter al ser humano o exterminarlo?
 
            ¿Armado hasta los dientes, preparado para la lucha y para la muerte si el caso fuera? No por Dios, sin que se le caiga de la mano la cervecita a la que incluso da un trago como si de la poción mágica de Panorámix se tratara… Tranquilo. Por todo arma su botella, su preciosa sonrisa profidén, su talante aggiornadisimo... Y eso sí, ¡con un discurso!
 
            ¿Un discurso preparado, trabajado, consultado? No por Dios, un discurso improvisado sobre la marcha -¡para qué ponerse trabajar antes de tiempo!-, espontáneo -¡quién le pide calidad!-, sin argumentos, -¿quién precisa de argumentos cuando se sabe tan bien lo que se quiere?-:
 
            “Aquí todos tenemos una canción y cada vez que suena, no sé cómo [¿quién necesita saberlo?], los problemas desaparecen, eso es magia [ya lo creo, y de la buena]”.
 
            “¿Y qué me dices de mi equipo de futbol? Nunca ganaremos la liga, pero que orgulloso me siento de ellos [competir y ganar, ¡qué horterada por Dios! cosa de bárbaros]”.
 
            “Además tenemos abuelos, ¿tú sabes lo que es hablar con ellos [¿y que te digan exactamente lo que quieres oír y lo bien que lo haces todo?]?”.
 
            “Ilusionarnos con cualquier cosa [¡quien necesita trabajar pa conseguir otras!]”.
 
            “Tenemos nuestra mau de los sábados [¿se puede acaso pedir más para un sábado?]”.
 
            Argumentos, como ven Vds., inapelables, incontestables, contra los que no hay ejército que no se acobarde, ni pérfidos imperios que no se tambaleen.
 
            Y eso sí, expresados con una voluntad muy firme, (al fin y al cabo, ¿no desaparecen los problemas cuando suena la canción?, ¿no se hacen realidad los sueños con solo desearlo?). Y con una determinación tan sólida (y por otro lado, expresada de esa manera tan suave y agradable que sólo desde el buen rollito con un toque imperceptible 15-M se consiguen expresar las cosas), que los alienígenas no tardan ni el minuto que dura el anuncio en colegir que no les queda otra que “volverse por donde han venido”, persuadidos de que con seres de similares principios y tamaña determinación, en este planeta no tienen nada que rascar.
 
            ¡Si sólo supieran los alienígenas cómo estamos en algunas partes de este planeta, gracias a discursos como el del simpático muchachito de la botella de cerveza, y su canción que le basta para conseguir todo lo que quiere, y su equipo de fútbol que nunca gana nada, y sus abuelitos que sólo le dicen lo que quiere oír!... Y su mau de los sábados, faltaría más, su mau de los sábados... el soma, que no falte.
 
 
                (1) Datos del “bajón” a fecha 31-05-2012: 5.000.000 de parados, más de uno de cada cinco españoles. Un millón de familias españolas no reciben ningún tipo de ingresos. La prima de riesgo por encima de los 530 puntos (Alemania se financia al 0%, España por encima del 5%). La bolsa a punto de perder el 6.000 (hace pocos años alcanzó el 13.000). Situación técnica de recesión (lo contrario al crecimiento). El combustible en precios record. Los impuestos en aumento. Un déficit público deliberadamente ocultado por el Gobierno del 2,5%. España el país más endeudado (deuda pública+deuda privada) del mundo en términos relativos. El banco con mayor número de cuentas corrientes en España en quiebra, necesita 19.000 millones para sobrevivir. Las regiones en suspensión de pagos (alguna de ellas con su nutrida y elegantísima red de embajadas en el extranjero). El himno español abucheado en masa en la mismísima capital del reino, mientras los políticos insultan a la única que alerta sobre la gravedad de lo ocurrido. ETA rearmándose mientras se prepara para gobernar una región. Argentina expropia una empresa española. Bolivia también. Se atreve contra nosotros... ¡hasta el poderoso vecino del sur! (Gibraltar, el otro todavía no ha dicho nada)… Como bajón, se trata realmente de un buen bajón.
 
 
            ©L.A.
           
 
 
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