Esta noche se juega la final de Copa del Rey entre el Athletic de Bilbao y el Barcelona F.C.. Por más que en los últimos tiempos sólo se hayan producido dos ediciones de esta final, se trata de la más excelsa final que puede registrar la Copa del Rey, con sus dos grandes campeones en liza. Y es que aunque el Real Madrid es el que más finales de esa Copa ha jugado a lo largo de su historia, 37, el Barcelona F. C. es el que más veces la ha ganado, 25, y el Athletic de Bilbao es el segundo en esa misma clasificación, con 23.
Tan magnífica final, sin embargo, no ha dado que hablar por la calidad de sus contendientes o por el juego que cabe esperar de dos equipos en tan buen momento de su historia, no, sino por el espectáculo a todas luces previsible de la sonora pitada con la que sus seguidores recibirán tanto al himno de España como al Príncipe de Asturias presente en ella.
Me gustaría aprovechar la ocasión para realizar una sentida petición desde estas líneas a los seguidores de Barça y Áthletic. Mañana puede ser un día más a marcar en la historia de tan históricas instituciones. Compórtense sus seguidores, todos su seguidores, como cabe esperar de personas mínimamente civilizadas, algo que lamentablemente, no cabe decir de muchos de ellos.
No puedo comprender a quien sintiéndose catalán o vasco, no se siente español. No me faltan razones de todo tipo para realizar esta afirmación. Ser catalán o vasco, sentirse legítimamente catalán o vasco y no sentirse español, es un sentimiento anti-natura, que no viene avalado ni por la historia ni por la geografía, ni por la antropología, y que apenas se sostiene sobre la manipulación que ejercen determinados políticos que sólo pretenden su beneficio personal y que a menudo, ni siquiera creen en lo que ellos mismos predican, como demuestran con su comportamiento personal.
Pero aunque ese pudiera ser el caso de alguien, no tiene por qué abuchear ni al himno español ni a su bandera. Cuando yo voy a Francia o a Alemania, tampoco me siento ni francés ni alemán, y no por ello abucheo los himnos de esos países o escupo a sus insignias nacionales. Tampoco me siento catalán o vasco, -lo que no quita para que sienta por Cataluña o por el País Vasco el cariño que siento por cualquier otra región española, y eso que a veces catalanes y vascos nos lo ponen muy difícil-, porque de hecho no soy ni una cosa ni la otra. Y sin embargo, no se me ocurriría ir pisoteando senyeras o ikurriñas por ahí, ni se me ocurre pitar los himnos de sus respectivas comunidades. Es simplemente una cuestión de elemental educación, si quieren Vds. de mínima sensibilidad y respeto a los demás, el mismo que pedimos para nosotros.
El espectáculo de hace tres años en Mestalla fue deleznable, repugnante, impresentable, propio de gente de la que lo menos que se puede decir es que no tiene la menor educación y que además, digámoslo como es, incurrió en comportamientos que son delictuales, por recoger el Código Penal español tipos penales que los contemplan. Por favor, seguidores del Barça y del Athletic, no lo repitan Vds.. Aunque sólo sea porque no les hace quedar en buen lugar, se lo aseguro, y es más lo mal que habla de Vds. como personas que el bien que le pueda hacer a la "patriótica" causa que dicen Vds. defender.
L.A.
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