The Washington Postrecogía una declaración de un portavoz del Servicio Secreto de la Casa Blanca de los Estados Unidos sobre el "curioso" detalle al que las mujeres embarazadas están sometidas si quieren ingresar a la White House: la Oficina para los visitantesles obliga a inscribir a sus bebés en el libro de registros, aunque todavía no hayan nacido.
La medida supone el reconocimiento de la vida de otro ser humano, hecho que sobraría decir, pero que resulta paradójico ya que en el Distrito de Columbia, que es donde se localiza la Casa Blanca, el aborto está permitido por cualquier motivo. Llamativo, además, que sea precisamente en la casa del presidente más abortista de Estados Unidos donde se reconoce la condición humana de los niños que él impulsa matar con tantas leyes pro aborto.
¿Y por qué la medida? Porque entre el momento en el que un grupo reserva la visita, y la fecha real de la visita, el niño podría haber nacido. El hecho pretende agilizar los trámites que habría que realizar en ese supuesto, recoge la versión on line del semanario Alfa y Omega (10.05.2012). Queda evidenciado que más que el interés por la vida de los bebés es un procedimiento más bien pragmático.