Evangelizar, sí, pero… ¿cómo?
Escuchamos hablar de la Nueva Evangelización. ¿Qué hay que transmitir? ¿Y cómo? El cardenal Ouellet nos ayuda a entrar en las respuestas…, aunque finalmente, la respuesta tenga un costo personal…
En vistas a la próxima Asamblea ordinaria del Sínodo de Obispos sobre “La nueva evangelización para la transmisión de la fe”, la Pontifica Comisión para América Latina (PCAL) dedicó una Jornada de estudio acerca del tema el 11 de noviembre de 2011, luego de lo cual publicó las ponencias correspondientes, con una introducción a cargo del cardenal Marc Ouellet, presidente de la PCAL, quien sostiene allí que:
El cardenal Ouellet, quien hace un año estuvo entre nosotros presidiendo la misa campal en Tres Cruces (Montevideo, Uruguay) en memoria del beato Juan Pablo II, se refiere en el prólogo a dos aspectos fundamentales para comprender la nueva evangelización. En primer lugar, el del método. “Al hablar de nuevos evangelizadores no hay que pensar, ante todo, en una nueva estrategia organizativa, ni en nuevos programas específicos con ese propósito…” Inspirándose en el documento Lineamenta (preparatorio de la ), Ouellet señala que la novedad no surge tanto de la relación de los evangelizadores respecto de los destinatarios, sino de la relación de los evangelizadores “con Cristo, el primer evangelizador y, en cierto sentido, el único evangelizador”.
¿Cuál método para evangelizar?
La novedad del método estaría entonces en la renovación espiritual del evangelizador, es decir, en la conversión de cada uno de los bautizados, “incluyendo por cierto a los ministros ordenados”. La novedad consiste en vivir la vida bautismal “que hace de nosotros un sacramento de Cristo resucitado”, lo cual “depende de la identificación del sujeto con el espíritu de Cristo”. Nuestra fecundidad como evangelizadores depende de nuestra inmersión –nuestra vida bautismal- en las profundidades de Dios “y en sus relaciones trinitarias”.
“Para ser nuevos evangelizadores, pues, se necesita ante todo –sostiene el cardenal canadiense-, que toda nuestra vida sea de unión personal con Cristo. Los Lineamenta hablan de la Evangelización como de un acto espiritual, un testimonio personal que exige coherencia y fervor. En efecto, antes de cualquier preocupación por una estrategia de comunicación, por conseguir un lenguaje adecuado o por saber usar los medios técnicos a nuestro alcance, la Nueva Evangelización pide conversión, reconciliación, meditación de la Palabra de Dios, oración y adoración. Sin una renovación espiritual a nivel personal y comunitario no se da una verdadera evangelización con impacto profundo sobre los demás y sobre la cultura actual.”
¿Qué cosa comunicar?
El segundo aspecto al que se refiere Ouellet es el del contenido de la Nueva Evangelización: “Como prolongación de lo expresado anteriormente, cabría añadir que ese contenido debe estar ordenado a la toma de conciencia profunda del significado y de la vivencia del Bautismo.” ¿Qué es lo que estoy viviendo, lo que estamos viviendo? “La fe bautismal abre al creyente a la vida trinitaria en Cristo, que le ha sido dada en participación y que es la experiencia primordial del cristiano.” Esta experiencia primordial, fundamento de la fe, es también el contenido que ha de ser transmitido. “Es así que el testimonio de la vida de Cristo en nosotros llega a tocar los corazones, atrayendo a los pecadores hacia Dios”.
La vida bautismal, por su propia dinámica interior, se manifiesta, se da a conocer: “Esta gracia incomparable, que cura y santifica, comporta intrínsecamente un llamado a dar testimonio de Cristo sobre todo a través de la caridad viva”. Este carácter testimonial del bautismo está indicado en los sacramentos de iniciación que siguen al bautismo. “En efecto, mediante la Confirmación el bautizado es confirmado como testigo de Cristo, enviado a la Asamblea Eucarística para dar testimonio en y con la comunidad cristiana. Este testimonio anuncia que Cristo está vivo y que con el poder de su Espíritu transforma el testimonio personal en testimonio eclesial. La Celebración Eucarística, renovación periódica de la gracia bautismal, es el lugar por excelencia de la evangelización en cuanto transforma continuamente a los bautizados en nuevos evangelizadores.”
El cardenal Marc Ouellet, como vemos, presenta con sencillez la unidad que existe en el misterio de la fe, y el verdadero sentido de la nueva evangelización, que nace del encuentro profundo con Jesús, que se expresa en un testimonio atractivo porque toca otros corazones, y que conduce a la celebración eucarística como el espacio privilegiado de la evangelización. En varias ocasiones el Papa se ha referido a la sencillez de la fe que debe ser recuperada en la vida cristiana, pues se presenta y es percibida, muchas veces, como algo pesado, complicado, de modo fragmentado y confuso, individualista o desconcertante. Esta sencillez, unidad y profundidad brota de la relación íntima, vital, eclesial y sacramental con Cristo Jesús. El “Año de la fe”, desea el cardenal Ouellet, es la oportunidad que nos ofrece Benedicto XVI para profundizar en la gracia y en la alegría del bautismo.
FUENTE:
Pontificia Comisión para América Latina, Reflexiones sobre la nueva evangelización en América Latina. Desafíos y Prioridades, Ciudad del Vaticano 2012.