Hay placeres a los que difícilmente uno se pude sustraer. Especialmente, cuando se trata de manjares bajados del cielo, o al menos inspirados desde tierras el edén. 

Las hermanas de Iesu Communio, ese carisma contemplativo cuya acción sorprende, trasciende y transforma más allá de los muros conventuales, han abierto tienda. Y lo han hecho en internet, comocorresponde al buen uso de los medios que  ha logrado desarrollar el ser humano para crecer en todos los sentidos.

Y lo que ofrecen no es baladí: Tartaletas rellenas de nata y crema pastelera caramelizada, de queso con crema de limón casera o de queso con mermelada de arándanos; brwonie con nueces y chocolate blanco; bombones y pastas de té variados; bizcochos para desayuno y merienda... A esto hay que sumar un buen surtido de tartas deliciosas para paladares diversos. 

Todo un paraíso del gusto cuya excelencia es reflejo de la dedicación y delicadeza de su trabajo en el obrador, fruto de una profunda entrega al Amor de Cristo. 

Me perdonarán las hermanas, creo, el provocativo título de esta columna, pero hay "pecadillos" a los que uno no se puede resistir. Entiendase el sentido. 

Quien quiera disfrutar ayudando a la manutención de esta comunidad de mujeres igual de hacendosas en el culto divino que entre fogones puede hacerlo, con facilidad, en esta página: http://tienda.iesucommunio.com/Reposteria.html.