Ahora que, , por cuestiones más relacionadas con el calendario que por verdaderas diferencias dogmáticas o litúrgicas, nuestros hermanos ortodoxos se hallan celebrando los mismos eventos que nosotros hemos celebrado hace una semana, es momento de realizar un somero repaso de lo que son las más llamativas tradiciones pascuales en algunos de los más importantes países ortodoxos. Y ya que así lo hacemos, parece lo propio comenzar por el que constituye la cuna de la Iglesia ortodoxa, Grecia, país en el que un 97% de su población de 11 millones de habitantes profesa la ortodoxia (y en el que los católicos son tan pocos que son menos que, por ejemplo, los musulmanes, no alcanzando ni el 1%).
Curiosamente, la página web de una agencia de viajes, , nos ofrece maravillosa información al respecto, tan de agradecer que me parece de justicia hacer expresa cita de ella.
Durante el Viernes Santo (agárrense al sillón), las banderas permanecen a media asta y las iglesias tocan a difunto. Mujeres y niños cubren las iglesias de flores y los cristos son sacados en procesión a los cementerios locales. La comida tradicional consiste en sopas y platos sencillos cocinados con agua y nada de aceite. Y eso el que no realiza un ayuno, una práctica que es bastante común.
El momento álgido de la Semana Santa griega se produce el Sábado Santo. Vuelvan a agarrarse al sillón: tras escoltar el Ejército mismo (aquí en España, al día de hoy, al Santísimo o participar en eventos religiosos) la conocida como “llama eterna nacional” a un centro de distribución de donde sacerdotes de todo el país la recogen para llevarla a sus comunidades (si se dan cuenta Vds., al modo en el que se recoge y distribuye el fuego olímpico), poco antes de las doce de la noche las luces de las iglesias se apagan y sólo la llama eterna resplandece en el altar. Al llegar la medianoche, el sacerdote proclama: “Christos anesti!” [¡Cristo ha resucitado!] y la llama es distribuída entonces entre todos los presentes y el templo se ilumina con las velas de todos ellos.
El Lunes Santo o Lunes de Pascua es también fiesta y se toma con calma, presumiblemente para pasar la resaca del Domingo de Resurrección, celebrado como se ve con toda alegría.
©L.A.
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