Me referí en su día a un importante documento de los aparecidos en el fabuloso descubrimiento del Mar Muerto o del Qumram, el llamado 7Q5, un fragmento papiráceo de apenas 7 cms2 el cual, según un importante papirólogo español, el jesuita José O’Callaghan, podría ser un fragmento del Evangelio de Marcos, y de ser así, el más antiguo fragmento evangélico nunca hallado, datable nada menos que en el año 50 d.C., esto es, apenas veinte años después de acontecida la crucifixión de Jesús.
Tenemos hoy En Cuerpo y Alma la maravillosa oportunidad de conocer la opinión sobre el mismo de uno de los más importantes papirólogos españoles del momento, Juan Chapa, sacerdote y decano de la facultad de teología de la Universidad de Navarra con cuya valiosísima colaboración ya hemos contado aquí en otras ocasiones. Con él hablamos del tema.
En Cuerpo y Alma. D. Juan, hay un tema que hemos tenido ocasión de tocar en esta columna que es el del papiro del Mar Muerto que se da en llamar 7Q5, el cual, según la tesis del papirólogo español O’Callaghan, sería un fragmento de Marcos. ¿Cuál es su opinión al respecto?
Juan Chapa. El pequeño fragmento del que hablamos, correspondiente a un rollo de papiro, y de apenas 2,7 x 3,9 cms., no conserva ninguna palabra completa (excepto quizá kai, es decir, la conjunción “y”), y de las 20 ó 22 letras visibles solo son claras 10. El resto están dañadas y pueden ser susceptibles de diferentes lecturas. El papiro fue publicado originalmente como un texto desconocido. La propuesta del Padre José O’Callaghan era una hipótesis ingeniosa que identificaba el fragmento como parte del Evangelio de Marcos (6, 52-53).
ECyA. Chocante en efecto…
J. Ch. La polémica que suscitó rebasó los límites de la discusión papirológica, por las implicaciones que tenía el hecho de que pudiera aparecer un texto cristiano entre los manuscritos de Qumrán.
ECyA. Y bien, desde el punto estrictamente papirológico y sin entrar en las implicaciones relativas a la cuestión del Jesús histórico que tanto “politizaron” la cuestión, ¿qué piensa Vd. sobre la tesis de O’Callaghan?
J. Ch. Pienso que las cosas se han sacado de contexto y se ha ido más allá de lo que el texto permite decir. Como toda hipótesis de interpretación, la propuesta merece todo respeto, pero no la comparto desde el punto de vista del análisis papirológico.
ECyA. ¿Y cuáles son sus razones para ello?
J. Ch. Entiendo que vulnera una de las reglas fundamentales de este análisis: no se puede solucionar un problema suponiendo un error del copista cuando no hay suficientes motivos que avalen ese error. En el debate ha prevalecido la discusión sobre la lectura de las letras dudosas. A mí me parece que más bien hay que partir primero de las letras que son claras. Y según la hipótesis de O’Callaghan para identificar el texto de 7Q5 con el Evangelio de Marcos deberíamos asumir que el escriba escribió tiaperásantes y no diaperásantes (“cruzando a la otra orilla”), es decir, cometió un error fonético y escribió una tau en lugar de la delta. Es verdad que este error está atestiguado en algunos manuscritos, pero aún cuando fuera muy común no tenemos pruebas que permitan suponer que aquí se dio. Pienso que no es legítimo partir de un hipotético error del escriba. Como mucho, se puede afirmar que, suponiendo este error, quizá podríamos identificarlo con un texto en particular.
ECyA. ¿Es ésta la única razón?
J. Ch. Si a esto añadimos que en este papiro habría una lectura variante no atestiguada en otros manuscritos (por razones esticométricas debemos asumir que este texto omitió las palabras del evangelio, epi ten gen, “a la tierra”), ello unido la necesidad de leer las letras dudosas de una manera discutible (y pienso que en algunos casos forzada), nos encontramos con demasiados supuestos para poder afirmar que el fragmento fuera en verdad parte del Evangelio de Marcos.
He aquí la opinión perfectamente argumentada de un verdadero experto. Un elemento más que añadir a la mucha literatura vertida sobre el polémico tema.
©L.A.
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