Whitney Houston murió un día antes de los premios más codiaciados en la industria de la música: los Grammy. Fue durante la gala que se le rindió un homenaje en el que se alternaron varios artistas. Más de uno se recogió en oración por la difunta e incluso invitaron a rezar públicamente por ella. Es esto lo que llama la atención.
 
Sin "canonizar" a nadie, es significativo que exista en el mundo de la música, especialmente en los Estados Unidos, una sensibilidad hacia los temas de fe y religión. La muerte de Whitney ha hecho que más de uno reflexione en torno a ese destino tan universal como incierto que comparte el género humano.

Es sabido que en los últimos meses Whitney Houston había encontrado aliento y consuelo precisamente en la fe cristiana. En los momentos difíciles apeló a la religión, como millones de seres humanos en circunstancias análogas. Aunque quizá el proceso no fue completo se puede pensar que al menos prolongó y dio un sentido más pleno a sus últimos meses de vida.
 
“La cantante Houston se preguntaba en una canción ¿cómo podría conocer? (How Will I Know), y esto es lo que a tientas ha ido buscando de tumbo en tumbo. Pero hay Alguien más grande que nuestras torpezas o extravíos que nos conoce y que sale a nuestro encuentro. Es el Amor más grande de todos (Greatest Love Of All), como ella también cantó. Ella corrió hacia Él (Run to You) a pesar de sus notas fallidas. Su concierto eterno ha comenzado. Descanse en paz”, escribía el obispo de Oviedo, España, en una inusual carta pastoral donde reflexionaba en torno a la finada estrella de la música internacional.
 
Con alicaciones a nuestra vida, en otro momento de la carta, señala mons. Montes: “Cada mañana volvemos a comenzar la aventura de una jornada todavía no escrita. Lo podemos hacer siendo rehenes de nuestros fantasmas, de nuestras deudas y fracasos, de nuestros escepticismos y nuestras trampas. Esto nos llevará a vivir las cosas con una insoportable fatiga, abrumadora, que nos irá empujando a buscar sucedáneos falsos con los que evadirnos, engañándonos en la quimera de cada mentira. Pero también podemos comenzar el día sabiéndonos pobres, mendigos, incapaces de cambiar siquiera el mundo que tenemos bajo los pies. Y no obstante, sabernos mirados por Dios, queridos y esperados por Él, que acompaña cada paso, enjuga cada lágrima y brinda por cada sonrisa”.
 
La muerte de Whitney y la fe de sus últimos días pueden ser vistas tanto como lección (el tema de las drogas fue la que ahogó su existencia terrena) como oportunidad para famosos y también para quienes no lo son. Y estas son las sorpresas que nos da el creer: saber que "todo lo puedo en Aquel que me conforta".

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