En un pueblo de la provincia de Alejandría se ha desatado la ira de los musulmanes por la relación amorosa entre un hombre cristiano y una mujer musulmana.
El Islam prohíbe a la mujer musulmana casarse con un no-musulmán, mientras que el varón musulmán puede casarse con un infiel judía o cristiana. Cuando esto último ocurre, es considerado por los correligionarios musulmanes del macho alfa musulmán como una victoria contra los infieles, pues “roba” una mujer-reproductora de los enemigos, y sus hijos serán musulmanes: El caso inverso es imperdonable, y no está permitido que pase.
Los musulmanes del pueblo se enojaron con toda la “razón coránica” al ver como una mujer musulmana se enamoraba de un inferior, de un ciudadano de segunda clase, un infiel cristiano.
Los devotos musulmanes entraron en cólera y quemaron las casas de los cristianos, robaron e incendiaron las tiendas, y ante el desorden callejero, las autoridades y jeques del municipio tomaron la “sabia decisión musulmana” de echar y expulsar a los cristianos para calmar la tensión religiosa desatada por la “desfachatez” del joven cristiano.
Hasta el momento no se ha detenido a ningún autor de los ataques y las autoridades del país no han intervenido para proteger a los cristianos del pueblo. Seguramente no tiene tiempo para perder defendiendo la vida y propiedad de los cristianos, dhimmies, ciudadanos de segunda clase que “gracias a Alá pueden estar contentos que no se les asesine”.
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