A pesar de que lo que voy a decir no es de mi incumbencia por ser Obispo, como ya no estoy activo en la Conferencia Episcopal Española, sino que estoy trabajando en Perú, apoyando a los sacerdotes de una parroquia desde hace casi siete años, me preocupa como español, la situación política que está habiendo en Cataluña. Por eso, lo que voy a decir no lo digo como Obispo, sino como español que quiere a su patria.
Es conocido por todos el deseo de muchos catalanes, no sé si la mayoría o la minoría, están deseando independizarse de España. Voy a proponer algunas de mis reflexiones sobre el particular. Me da la impresión, caso de seguir por ese camino, de que si se independiza Cataluña, con el mismo derecho podrían independizarse el País Vasco, Galicia, o cualquier otra autonomía.
Yo he visto algunos mapas en que los países catalanes estaban formados por Cataluña, País Valenciano, y las Baleares. Si esto llegase a ser una realidad, se formaría una nación con más poder económico y con más posibilidades que el resto de España, en la industria, en la agricultura y en el turismo. Y me pregunto ¿es esto lógico?
Cierto que los catalanes son muy industriosos, muy activos, muy emprendedores, lo cual no significa que sean ni los mejores ni los peores; pero lo cierto es que hay en Cataluña muchos españoles que han emigrado, sobre todo a Barcelona, y han estado trabajando en todos los campos como unos catalanes más. También a ellos se les debe reconocer que han contribuido al desarrollo de Cataluña en todos los órdenes. Porque, de verdad, han contribuído.
Es cierto también que con esa marcha a Cataluña se hayan ido despoblando otras regiones de gente y en muchos casos, de una gran valía; con lo que Cataluña ha ido yendo más y las otras regiones, a menos. No voy a entrar en toda la problemática que esto está generando desde ya hace mucho tiempo, lo que podríamos resumir en la cuestión de la inmersión lingüística, tanto en la vida civil como en la eclesial, ya que a estos españoles inmigrantes no se les ha dado, a mi modo de ver, un trato pastoral correcto en cuanto a la lengua de la liturgia, viéndose obligados la mayoría de ellos a participar en la liturgia en una lengua desconocida para ellos.
También lo es que la cultura y, por tanto, la lengua, son un tesoro que hay que cuidar y promover, pero sin necesidad de obligar ni de forzar bien sea en el campo civil bien en el eclesial. Hay muchos testimonios que dicen que en Cataluña, especialmente en Barcelona, hay muchos inmigrantes que buscan centros donde les enseñe en castellano y no es fácil encontrar uno. Si las asignaturas se imparten en catalán, se les impide a los que vienen de las otras tierras de España rendir debidamente en los estudios.
Yo invitaría desde Perú, donde se ve con distinta perspectiva la realidad española, invitaría, digo, a las autoridades tanto civiles como eclesiásticas, a que se planteasen con toda seriedad si la manera de actuar que están teniendo, es la más correcta de cara a la ayuda al fomento de cualesquiera valores que, en definitiva, serían más provechosos para Cataluña y para España, que empeñarse en formar un estado distinto del estado Dejo para el próximo artículo tratar sobre la inmersión lingüista en la Iglesia, sobre todo en el culto. Pienso titularlo: ¿ EN CATALUÑA, LA LITURGIA EN CATALÁN O EN CASTELLANO?
No sé si será bien recibido ni éste ni el próximo. Es posible que no, pero expongo mi parecer con toda claridad y libertad, consciente de que no es mi autoridad lo que me nueve a escribirlos, sino mi deseo de exponer mi opinión sobre un tema muy controvertido, al mismo tiempo que muy importante, con el fin de dialogar sobre algo que se puede discutir y reflexionar para ir logrando el bien común tan necesario siempre y especialmente, en la actualidad.
José Gea