(Entrevista publicada anteriormente en catholic.net, por el autor)

 

Se ha publicado recientemente el libro “Una espiritualidad conyugal y familiar para los tiempos actuales” (Editorial CCS), de Robert Kimball y Mª Carmen Zurbano.

Robert Kimball y María Carmen Zurbano llevan 43 años de matrimonio, con tres hijos y cuatro nietas. Robert Kimball es natural de Chicago (U.S.A.) y ha trabajado como comercial hasta su reciente jubilación. María Carmen Zurbano es natural de Navarra y es maestra, aunque no ha ejercido su profesión para poder atender a su familia.

Son presidentes continentales europeos de la Confederación Internacional de Movimientos Familiares Cristianos desde septiembre del 2010 y presidentes diocesanos de Pamplona-Tudela del Movimiento Familiar Cristiano desde diciembre de 2006. Son autores de dos libros: “Familias en situaciones difíciles: un abrazo desde la Iglesia”, y “La vocación de abuelos”, ambos publicados por la Editorial CCS en los años 2013 y 2015. Además, son los autores de casi de 300 artículos publicados en el semanario diocesano de Pamplona “La Verdad” sobre temas relacionados con la familia como objeto y sujeto de la evangelización.

Han dado conferencias sobre los grandes retos actuales para los matrimonios y familias en Estocolmo (Suecia), Zagreb (Croacia) y el Escorial (invitados por la Subcomisión Episcopal para la Familia y la Defensa de la Vida de la Conferencia Episcopal Española.) Además, han participado activamente en diversos aspectos de la pastoral de la Iglesia, como catequistas durante más de 35 años y agentes de pastoral familiar, entre otras actividades realizadas a nivel diocesano, arciprestal y parroquial.  

 

Les preguntamos: ¿cómo ha sido la elaboración de este manual o guía para familias? ¿cómo se han coordinado Mª Carmen y Robert para escribirlo y cuánto tiempo les ha llevado? ¿Han recibido ayuda de otros matrimonios y familias?

La elaboración de este manual o guía para los matrimonios y familias ha durado dos años y está muy documentado, con numerosas citas procedentes de más de 25 documentos de la Iglesia y textos bíblicos que hacen referencia a la espiritualidad conyugal y familiar. Por tanto, esta obra es el fruto de una profunda investigación bibliográfica en las fuentes de la espiritualidad que apoyan un elenco de propuestas prácticas que se ofrecen en la misma. Hemos recibido la ayuda de los anteriores presidentes nacionales y del actual equipo de presidencia nacional del Movimiento Familiar Cristiano (MFC). Mención aparte merece el excelente prólogo hecho por Mons. Carlos Manuel Escribano Subías, Obispo de Calahorra y La Calzada-Logroño, que recoge muy bien los contenidos del libro.

 ¿Cuáles es el diagnostico que ustedes hacen de la familia cristiana y de la familia en general, es decir cuáles son sus fortalezas y sus debilidades? ¿cómo calificarían a la familia cristiana promedio en el tema de la espiritualidad? ¿qué opinan que a la familia cristiana se le ponga el adjetivo, tal vez superfluo, de tradicional, para distinguirla de otros supuestos tipos de familia según algunos?

La mayor debilidad de muchas familias cristianas es el desconocimiento acerca de los fundamentos de nuestra fe y la ausencia de la práctica religiosa en familia. Ello da lugar a que muchos padres cristianos han dejado de transmitir la fe a los hijos. Las familias cristianas han de confiar en la providencia divina y aprender a valorar los grandes frutos espirituales que proporcionan la recepción de los sacramentos. Muchos padres cristianos desconocen los numerosos recursos que brinda la espiritualidad para afrontar con éxito los grandes desafíos que afrontan las familias en el hogar (la educación de los hijos en la fe, lograr una buena convivencia entre los miembros de la familia, etc.) y en la sociedad (el egoísmo y la insolidaridad, el consumismo, el relativismo, etc., que se han extendido a amplios sectores de la sociedad, etc.). Debe quedar claro que no existe la familia tradicional como tal, sino la familia creada según la voluntad divina que se compone de un hombre, una mujer y los hijos fruto del amor conyugal de los padres. Se trata del concepto cristiano la familia que los matrimonios cristianos hemos de defender y del que debemos dar testimonio con nuestra vida y espiritualidad.

¿Piensan que hay un plan sistemático para socavar los fundamentos o principios de valores como al vida, el matrimonio y la familia? ¿por parte de quién? ¿de qué manera nos podemos prevenir contra la ideología de género, existe algún antídoto en caso de haber sido ya afectados de alguna manera?

Existe un plan muy bien organizado por socavar los valores cristianos en el matrimonio y la familia por parte de determinados sectores sociales, políticos y mediáticos. Se pretende privar a la familia de su papel central en el desarrollo espiritual, cultural y humano de la sociedad. La familia ha sido, es y seguirá siendo la célula básica de la sociedad y sin ella todo intento por lograr un auténtico progreso social está condenado al fracaso. La educación de los hijos en la fe por parte de los padres resulta fundamental para contrarrestar la ideología de género, a fin de que se den cuenta de las graves consecuencias que dicha ideología tienen para el bienestar de los matrimonios y familias. Frente a esta ideología tan nociva para las familias, se precisa una intensa labor educativa a fin de que las nuevas generaciones usen la sexualidad con un profundo agradecimiento a Dios y conforme a los fines para los cuales fue creada por Él. Los padres hemos de dar buen testimonio de los muchos frutos que nos ha aportado el uso correcto de la sexualidad en nuestra vida conyugal, no solamente para nuestro bien sino también para el bien de toda la familia.

¿Consideran que por parte de sacerdotes, religiosos y en general, la Iglesia jerárquica, debiera tenerse más en cuenta la vocación, espiritualidad y misión matrimonial y familiar?

En palabras de Mons. Carlos Manuel Escribano en el prólogo del libro: “El tema de la espiritualidad conyugal y familiar es de vital importancia para la familia cristiana conforme a los retos que hoy tiene la misma ante sí. Desde el Concilio Vaticano II la preocupación por la espiritualidad familiar ha sido una constante en la tarea pastoral de la Iglesia. Esta preocupación ha sido refrendada por el Papa Francisco que dedica el capítulo noveno de la Exhortación “Amoris Laetitia” a este tema tan trascendental”.  

 Además, la espiritualidad conyugal y familiar permite a los matrimonios y familias descubrir la vocación que les corresponde en la evangelización y transformación de la sociedad que resultan tan urgentes en estos tiempos en los que el individualismo, el materialismo y el hedonismo están destrozando tantos matrimonios y familias. Además, dicha espiritualidad es fundamental para superar los números obstáculos con los que se enfrentan muchas familias para alcanzar un buen nivel de convivencia en el hogar y realizar su misión evangelizadora en una sociedad cada vez más alejada de Dios, de la práctica religiosa y de la Iglesia.

¿Cuántos miembros tiene el MFC y por qué países está extendido? ¿qué fines principales persigue o cuál es su carisma? ¿cómo se trabaja en el ámbito de la comunión con el obispo local y en el de la misión evangelizadora? ¿cómo es el proceso de admisión de una pareja o familia al Movimiento Familiar Cristiano? ¿qué requisitos y compromisos se les pide?

El MFC está extendido por 48 países, con 122.000 familias, 30.000 jóvenes, 4.500 madres solteras y 1.000 sacerdotes como miembros. Está formado por los miembros de la familia y por todas aquellas personas que quieren vivir su vocación humana y cristiana, ser testigos de la fe cristiana y de los valores básicos de la institución familiar y actuar como conciencia crítica de toda la realidad social desde la perspectiva de la familia. El MFC, que es una asociación pública y un movimiento apostólico de la Iglesia Católica, trabaja estrechamente con el obispo local en todo lo referente a la pastoral familiar y la evangelización. Entre la amplia gama de campos de apostolado que tiene el MFC, figuran los cursos de preparación al matrimonio, los encuentros conyugales y familiares y el servicio de orientación familiar, de los que hay una positiva y larga experiencia. El proceso de admisión como miembro del equipo del MFC normalmente tiene una duración de tres años. Al cabo de este tiempo, los matrimonios que solicitan la admisión deben asumir los compromisos expuestos en el ideario y los estatutos del MFC y recitar una fórmula de integración por la que se comprometen a seguir descubriendo, viviendo y transmitiendo los valores cristianos de la familia, como iglesia doméstica, siendo signos de la comunión y de la unidad de la Iglesia y fermento de vida cristiana en la sociedad.

Muchas gracias, Robert y Mª Carmen por conceder esta entrevista a es.catholic.net. Por último queremos preguntarles una inquietud de nuestros lectores: ¿de qué manera se puede animar a que más parejas y familias participen de ese carisma o, al menos, puedan discernirlo? ¿dónde se tienen que dirigir para conocerlo mejor y pedir la admisión en su caso? ¿pueden pertenecer a otros movimientos o asociaciones de la Iglesia?

La lectura de este libro ayuda mucho a que los matrimonios y familias disciernen y participen en ese carisma.  La espiritualidad conyugal y familiar arranca de y se apoya en la vocación y misión a las que han sido llamados todos  los matrimonios y familias cristianos por el Bautismo. Ser miembro del Movimiento Familiar Cristiano no excluye la pertenencia a otros movimientos o asociaciones de la Iglesia.

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