“Te ha humillado y te ha hecho sentir hambre... para que reconozcas en tu corazón que el Señor tu Dios te corrige como un padre corrige a su hijo.” 

Las tentaciones conllevan también el amor de Dios. Dios no intenta dañarnos al permitir que seamos tentados. Las tentaciones nos muestran que sólo la Gracia de Dios es capaz de sellar las grietas de nuestra naturaleza e impedir que el mal anide en nosotros. ¿Cómo corrige Dios? Corrige con la Gracia que nos ofrece y que nosotros hemos de aceptar con Esperanza. Sin Esperanza la Gracia no penetra en nosotros para transformarnos.