Se podrán decir de Zapatero muchas cosas malas, hoy es criticado y riculizado, hasta por los que hasta hace bien poco mendigaban un poco de su “cariño” (político me refiero), costumbre esta muy española que florece a la sombra del poder y se marchita con el sol del abandono, pero no se podrá decir de él que engañó, en sus intenciones, a nadie.
Muchos argumentarán que lo principal son las lentejas y lo prioritario la crisis económica, yo sigo creyendo que, hasta en lo político y la económico, “hay que buscar primero el Reino de Dios y su justicia porque lo demás nos será dado por añadidura”. Por otra parte los que confían en solucionar, el actual desaguisado, con solo medidas económicas ignoran, no se si de forma interesada, las causas últimas de la crisis, causas que, aunque sean paliadas con “medidas de urgencia”, siempre estarán latentes y actuando contra el hombre aun cuando no se noten demasiado.
Bueno, dejemos de teorizar y de “enrollarnos”, concedamos un voto de confianza, sin demasiada fe para que engañarnos, al Sr. Rajoy, máxime cuando un amigo, hace un par de días, me recordó la historia de Santo Tomás Beckett, él se refería a otro personaje de más alta cuna, ¡ya veremos!.
Zapatero, en dos legislaturas, ha cambiado más España y a los españoles, cierto que para el mal, que cualquier otro político de la democracia. Ha cambiado el matrimonio, la relación entre padres e hijos, menoscabado el derecho a la vida, eliminado la libertad de enseñanza, acabado con el derecho a educar a los hijos según las propias creencias de los padres, usurpado la memoria histórica de los españoles, … y le ha faltado tiempo para terminar con el derecho de los profesionales de la salud a la objeción de conciencia …. No es poca cosa, ciertamente.
Si Zapatero es tonto y ha conseguido tanto ¿qué serán los demás?, ¿Cómo calificarlos?, ¿Cómo calificarnos a nosotros mismos?.
¿Se imaginan un Zapatero pero en bueno?, aunque fuese un poco tonto, no supiese inglés y su gestión económica fuese un desastre pero que, por el contrario, consiguiese acabar con el aborto, vertebrase una España solidaria y hermana entre sus regiones y pueblos, derogase la ley del divorcio, diese libertad de educación, protegiese el matrimonio y la familia según la verdad de la persona y respetase a la Iglesia Católica. ¿Se lo imaginan?
Y ¿Por qué no hay un Zapatero cristiano?, sencillamente porque los cristianos estamos a otra cosa, ni lo esperamos ni lo queremos, ni creemos que la Verdad contenida en el Evangelio (y explicitada en la Doctrina Social de la Iglesia) tenga que ver con la sociedad civil y me atrevería a decir con el mundo real, con la vida cotidiana. Estamos más bien a ver, si entre los liberales y los socialdemócratas, hay algún punto de equilibrio para, sin molestar a nadie ¡faltaría más!, llegar a un bien social de mínimos. Ellos, Liberales y Socialistas, por el contrario, si creen que sus ideas tienen que ver con el día a día de cada uno de nosotros y actúan en consecuencia.
En el evangelio el Señor elogia, en una parábola, al administrador infiel por su astucia y en un pasaje del Antiguo Testamento se elogia la belleza original, el poder y la inteligencia de Satanás. Ciertamente los hijos de las tinieblas son más astutos que los hijos de la Luz, pero es que nuestro caso, el de los católicos que peregrinamos en España, es de juzgado de guardia (en caso de que la justicia funcionase como es debido).
Por todo ello espero, ¡suplico al Señor!, que suscite, aunque sea entre las filas de culiparlantes (como “alguno” ha definido a sus señorías) un Zapatero cristiano, español, y sin complejos y si no sabe ingles ¡mejor!.
Germán Menéndez