Rubalcaba dixit
¿Qué significa que cada uno se case con quien quiera? Hasta ahora cada uno se ha casado con quien ha querido, pero se refería Rubalcaba, sin duda, a que lo mismo daba casarse un hombre con una mujer, o casarse dos hombres, o casarse dos mujeres, o casarse grupo con grupo. Naturalmente que cada uno puede hacer lo que quiera y es libre para hacerlo, pero que esas uniones se llamen matrimonios exactamente igual que un matrimonio normal y corriente es decir de un hombre con una mujer, es algo muy distinto.
Hace poco decía yo en una nota que envíe, que si podían casarse hombre con hombre o mujer con mujer, ¿por qué no podrían casarse dos grupos de hombres o dos grupos de mujeres y formar un matrimonio entre todos? ¿por qué el matrimonio ha de ser individualizado? Si uno o una se quieren casar con quien quieran, ¿por qué no pueden casarse grupo con grupo?
Una cosa es ser libre para hacer lo que uno quiera, y otra muy distinta, que se llame matrimonio a cualquier unión entre hombre y mujer, o entre varios hombres, o entre varias mujeres. ¿Por qué no? ¿Por qué ha de ser sólo matrimonio la unión de uno con una o con uno, y no varios con varias o varios? Me da la impresión de que, tanto en campaña electoral como fuera, lo que hace falta es un poco, aunque sea sólo un poquito, de sentido común; esto supondría la desaparición de la familia como tal.
Aparte de que no se trata sólo de que cada uno se case con quien quiera, sino que, además, está la cuestión de los hijos adoptados. Si hay una libertad para casarse uno a uno o en grupo, podrán adoptar a niños ¿no? ¿Y creen ustedes que eso es lógico? ¿A quién de nosotros le hubiese gustado ser adoptados por unos homosexuales? No sé si a Uds. les hubiese gustado. Desde luego, a mí, no, con todo el respeto a los homosexuales. ¿No es un absurdo que se les pueda permitir adoptar niños habiendo tantos matrimonios normales que desean adoptar un niño?
Que los adultos vivan como quieran; allá cada cual con su conciencia. Pero la legislación debe estar en función del bien común. ¿Piensan los legisladores que esta equiparación de las uniones homosexuales con el matrimonio es un bien para la sociedad? No hay libertades absolutas. Hay que conjugarlas con los derechos; de lo contrario “se ofuscan valores fundamentales que pertenecen al patrimonio común de la humanidad.
Decía una nota del episcopado español: “Fabricar moneda falsa es devaluar la moneda verdadera y poner en peligro todo el sistema económico”. En otras palabras, equiparar estas uniones al matrimonio equivale a destruir el matrimonio, que es unión de un hombre con una mujer. O se cambia el significado de la palabra matrimonio, o la unión homosexual no puede llamarse matrimonio.
En cuanto a las adopciones de niños, los derechos que deben prevalecer ¿no deben ser los del niño? Dicen algunos que lo importante es querer mucho al niño. Si no hubiese nadie que lo quisiera y sólo ellos lo quisiesen, bien; pero ¿es que no hay ningún matrimonio hombre-mujer que no lo puedan querer? Y, habiendo cantidad de matrimonios que quieren adoptar niños, y todo son dificultades, ¿por qué han de poder ser adoptados por dos homosexuales pudiendo tener padre y madre, que es lo natural, en vez de dos padres o dos madres? Pero tampoco le importa eso al Sr. Rubalcaba; se suprime el nombre de “padre” y de “madre” y en paz. Se cambian por “progenitor primero” y “progenitor segundo” o cosa parecida, y todos contentos. A partir de ahora, “buenos días, progenitor primero o segundo” y nada de “buenos días, papá o mamá”.
Adelante, Sr. Rubalcaba, que nadie nos quite el primer puesto en la insensatez y en la falta de cordura.
José Gea