10. ANTONIO DE MIGUEL POSTIGO [sobre estas líneas, foto que fue portada en la revista deportiva Gran Vida, del 3 de enero de 1926] es nuestro último protagonista en esta serie publicada a lo largo de los últimos días. Quien sepa de futbol podrá reconocer lo que de él se escribe en una crónica que aparece en la página deportiva de La Libertad, diario que, durante veinte años, hasta su desaparición a finales de marzo de 1939, fuera uno, sino el más, difundido de cuantos periódicos se editaron en Madrid.
Lleva fecha del 13 de enero de 1925. En esa temporada, la de 1924-25, los colchoneros ganarían el campeonato regional quedando a cuatro puntos del Madrid. Después de alabar la actuación de De Miguel el partido contra el Racing Club, en una sección (dentro de la página de deportes) titula La figura del domingo, con foto incluida, leemos:
«Veterano jugador Antonio de Miguel. No es el domingo su única tarde de triunfo. De Miguel extremo de juego personalísimo, de gran dominio de balón, centrador inimitable y de un estilo propio al correr la línea, es uno de los equipiers que más han brillado en el football regional.
Antonio de Miguel tiene que ser recordado por los aficionados antiguos. Su labor primero en el Racing, luego en el Madrid [De Miguel jugó con los merengues, desde la temporada 1916-17 hasta la de 1922-23] es de los que se recuerdan siempre […]».
El que escribe, que es madridista, después de hacer las grandes loas al Madrid, en el que militó De Miguel, prosigue con la crónica:
El domingo, Antonio de Miguel reverdeció viejos laureles. Su actuación de anteayer, no obstante, la pérdida de velocidad, aquella rapidez que era una de sus características, puede ponerse de modelo. Seguro, artista, con un regate de sorprendente facilidad, nada pudo contra él Gonzalo, uno de los medios más eficaces actualmente. De Miguel estuvo inspirado de verdad, hasta el punto de que hace mucho tiempo no se había visto jugar así a un extremo.
De Miguel es de los viejos, de los veteranos footbollistas. Pertenece a la antigua escuela, a la de los que hacían mucho y hablaban poco. Al abandonar el Madrid por distintas causas, ha demostrado que sigue siendo un gran delantero. Pero está tan raro con la camiseta roja y blanca…».
El Campeonato Regional Centro fue una competición oficial de fútbol a nivel regional que disputaron desde 1903 los clubes adscritos a la Federación Castellana de Fútbol. Los clubes que más veces han obtenido el campeonato regional son el Real Madrid Club de Fútbol, con veintitrés torneos, seguido por el Club Atlético de Madrid y la Real Sociedad Gimnástica Española con cuatro torneos cada uno.
Así el Atlético ganó el campeonato de 1920-21; 1924-25; 1927-28 y la de 1939-40. Nos interesa detenernos en la segunda ocasión.
Los rojiblancos se proclamaron campeones por segunda vez en su historia, y nadie discutió su superioridad durante todo el torneo. El Athletic de Madrid acudió a disputar la Copa de España (la actual Copa del Rey). En los cuartos de final tuvo que enfrentarse al Sevilla FC. En aquella época, las eliminatorias coperas se decidían por número de victorias, y no por goles, así que como cada equipo ganó un partido tuvo que jugarse un encuentro de desempate.
Este tuvo lugar el 12 de abril en Mestalla (Valencia), ante 13.000 espectadores. El Athletic venció por 3-2 al Sevilla FC, clasificándose para las semifinales del Campeonato. Los goles fueron de De Miguel (2) y Pololo (1, de penalti). El Sevilla FC se vio obligado a competir con 10 jugadores por la lesión de Ocaña en los primeros minutos.
En las semifinales, también con partido de desempate, el Barcelona ganaría a los rojiblancos. La imagen que el equipo madrileño dejó en el Campeonato de España fue espléndida, demostrando muy buen juego y poniendo en aprietos a un gran Barcelona, al que la prensa acusaba de ganar debido a la profesionalización del equipo y la contratación de jugadores extranjeros.
Debido a esta polémica, el 24 de mayo se celebró en el Stadium Metropolitano la llama “Final del Campeonato de España de equipos amateurs”, que enfrentó al Athletic de Madrid contra el Arenas de Guecho. Los visitantes se llevaron la victoria por 5-3, aunque realmente no representaba ningún título oficial.
[Bajo estas líneas el cromo de Antonio de Miguel. Aparece lógicamente en el álbum dedicado al Atlético de Madrid (1909-1949). Se trataba de una colección de 14 álbumes que llevaban por título Clubs históricos de fútbol].
Finalmente, destacable es que Antonio de Miguel, en la temporada 1926-27, hacía las veces de jugador-entrenador. El Campeonato Regional Centro se juega a cuatro vueltas para recaudar los mayores ingresos. Antonio De Miguel cogió el mando del equipo al irse al Oviedo Mr. Pentland. De los 16 partidos, el Athletic gano ocho, empato dos y perdió seis. Como subcampeón regional, el conjunto rojiblanco volvía a entrar en liza en el Campeonato de España.
Pasado los años, en los previos de la liga 1929-30, Vicente Palacios y Antonio De Miguel, anunciaron su retirada.
Ezpeleta nos da solución sobre su muerte
José Manuel Ezpeleta, que fuera vicepresidente de la Hermandad de Paracuellos es el gran investigador de la persecución religiosa especialmente en Madrid (sobre las celebraciones litúrgicas clandestinas, las cárceles, las sacas y, sobre todo, de Paracuellos). Generoso siempre con la información nos da a conocer qué sucedió con Antonio de Miguel Postigo.
El encabezamiento del documento ya nos informa “que, el falangista Antonio de Miguel Postigo, fue asesinado por los rojos en Madrid”.
Antonio había nacido en Madrid en 1896, cuando sea asesinado en Paracuellos tenía 40 años. Avecindado en la capital de España y accidentalmente en la calle de D. Ramón de la Cruz, nº 72, ático. Estaba casado con Pilar Cañete. Su esposa falleció tiempo después a causa de los padecimientos, dejando una hija de cortísima edad, llamada Pilar.
En la Causa General leemos: «Era falangista desde el día de su constitución, habiendo pertenecido con anterioridad a las J.O.N.S. Actuó siempre en primera línea. Sufrió persecuciones por las autoridades izquierdistas y al estallar el Movimiento, prestaba sus servicios como camarero en el “Bar Nautic”, donde había tenido varios choques con sus compañeros de trabajo, por ser el único que profesaba el ideal falangista […]».
Acudió en apoyo de los que estaban defendiendo el Cuartel de la Montaña, desde donde «estuvo tiroteándose sirviendo una ametralladora, contra la chusma roja, resultando herido. Al rendirse el Cuartel, pudo escaparse, siendo detenido en la Plaza del Callao y pasando a la Dirección de Seguridad donde permaneció hasta el jueves, 23 de julio, fecha en que ingresó en la Cárcel Modelo, con el expediente 3.993». Finalmente, «fue trasladado a la cárcel Porlier e internado en la Galería Provisional hasta el 21 o 24 del mismo mes en que fue sacado de madrugada, por el Comité de responsables de la Prisión, ante quienes prestó declaración. Salió atadas las manos a la espalda, suponiéndose que fue asesinado al pie de la fosa común de Paracuellos de Jarama».