“Existen ámbitos en los que es particularmente urgente el protagonismo de las familias cristianas en colaboración con los sacerdotes y bajo la guía de los obispos: la educación de los niños, adolescentes y jóvenes en el amor, entendido como don de sí mismos y comunión; la preparación de los novios a la vida matrimonial con un itinerario de fe, la formación de los cónyuges, especialmente de las parejas jóvenes; las experiencias asociativas con finalidades caritativas, educativas y de compromiso civil; la pastoral de las familias para las familias, dirigida todo el arco de la vida valorizando el tiempo del trabajo y de la fiesta”.
En este párrafo se explicitan muchos de los ámbitos donde la familia cristiana debe estar presente. De todos ellos destacaría dos: las experiencias asociativas y la pastoral familiar.
Los católicos somos poco dinámicos a la hora de crear asociaciones que den soporte, desde , a las mismas familias. Parece que nos asusta hacernos responsables de nuestro propio apoyo y futuro.
Un ejemplo de la vitalidad y proyección del asociacionismo católico lo podemos ver en las asociaciónes provida. Son capaces de crear marcos de apoyo a quienes necesitan de nosotros y de promocionar una forma diferente de entender el nacimiento y la muerte.
De igual forma, las asociaciones de apoyo a las familias, podrían conseguir que la educación, pastoral y vivencia cristiana, se integren en el día a día de las familias que se asocien.
La pastoral familiar debe partir de las parroquias, pero podría sustentarse en asociaciones que la lleven a todas las familias, incluso quellas que están más alejadas del núcleo parroquial. La misión evangelizadora es misión de todos, no sólo del saturado párroco que no puede abarcar más.
En este sentido Benedicto XVI nos dice:
“La nueva evangelización depende en gran parte de doméstica. En nuestro tiempo, al igual que en épocas pasadas, el eclipse de Dios, la difusión de ideologías contrarias a la familia y la degradación de la ética sexual se encuentran relacionadas entre ellas. Y así como están en relación el eclipse de Dios y la crisis de la familia, la nueva evangelización es inseparable de la familia cristiana. De hecho, la familia es el camino de porque es el “espacio humano” del encuentro con Cristo”.
La nueva evangelización pasa por la misión que las familias deberíamos asumir en nuestras comunidades parroquiales. El ámbito familiar es el que más profundamente penetra en nuestra experiencia vital cotidiana y por eso, es fundamental para propagar la semilla del Evangelio.
Evangelización y familia, son un dúo imbatible.