Como se sabe, desde hoy y hasta el próximo 10 de enero, se van a producir en Egipto, el más importante de los países envueltos en lo que se da en llamar “la primavera árabe”, unas elecciones que, ni que decir tiene, serán cruciales para el futuro del país. Con tan fausto motivo, entrevista la corresponsal en El Cairo del diario ABC, Paula Rosas, a Mohamed el Beltagy, miembro del Comité ejecutivo del Partido Libertad y Justicia (FJP por sus siglas en inglés), que es como se llama el brazo político de los Hermanos Musulmanes, los cuales concurren a las próximas elecciones egipcias dentro de la Alianza Democrática, según ellos mismos dicen, en coalición con elementos liberales de la vida política egipcia. A la pregunta “¿optarán por un gobierno de unidad que englobe a diferentes corrientes o buscarán pactos sólo con partidos afines?”, el Sr. Beltagy responde:
“Nuestra coalición (la Alianza Democrática) está formada por islamistas y liberales. Creemos que vamos a alcanzar una mayoría, y queremos que esa mayoría represente a todas las tendencias. Pero hay ciertos partidos que están intentando atemorizar y movilizar a los coptos contra los Hermanos Musulmanes. Nosotros queremos que los coptos tengan una enorme participación en la vida política egipcia y que participen en partidos liberales, izquierdistas, comunistas y también islamistas. Nosotros vemos el islam como una civilización y no sólo como una religión para musulmanes. Pero hay gente que quiere polarizar a la sociedad egipcia”.
El diario El País, por su parte, se hace eco de las declaraciones realizadas a la televisión estatal egipcia por otro líder del FJP, en este caso Mohammad Morsi, quien ha declarado: “El Estado civil que perciben los Hermanos Musulmanes garantiza derechos iguales a los coptos”.
Me he introducido en la página de los Hermanos Musulmanes egipcios en inglés, la ikhwanweb, donde en la misma portada me encuentro con la entrevista que le hacen a la candidata número cuatro por la Alianza Democrática, Omaima Kamil, la cual asegura que “los temores promovidos ante la persecución de coptos por los Hermanos Musulmanes tras ganar las próximas elecciones parlamentarias son inválidos e infundados”, y añade que el FJP mira los coptos como socios en la misma patria con los que comparten “mismos derechos y mismos deberes”.
Omaima Kamil intenta apaciguar los ánimos de los coptos y atraerles hacia el movimiento. Así, recuerda que el fundador de los Hermanos Musulmanes, el imam Hassan al Banna, tenía coptos entre sus consejeros políticos, y que su candidato en la provincia del Monte Sinaí, fue un cristiano. Insiste en que no han existido problemas entre los Hermanos Musulmanes y los coptos durante estos años, y que nada tienen contra la construcción de iglesias dentro de la ley. Y recuerda que uno de los dirigentes más importantes de la FJP es precisamente el copto Rafiq Habib, portavoz del partido para asuntos exteriores, y que en la lista de FJP van muchos cristianos.
Vale la pena traer a estas páginas declaraciones de intenciones tan positivas y conciliadoras. Sería maravilloso que de este proceso producido en varios países islámicos que algo precipitadamente los analistas han dado en llamar “la primavera árabe” sin preocuparse mucho de medir ni la temperatura que rige en ella y si los árboles efectivamente están en flor, salieran gobiernos verdaderamente democráticos y conciliadores, dispuestos a integrar a todos en la vida policía nacional y a respetar los derechos humanos de todos, y particularmente el de las minorías existentes en el país, las cristianas incluídas, para expresarse con entera libertad y para hacer proselitismo en las mismas condiciones que los componentes de la gran mayoría del país. ¡Ojalá!, hermosa palabra española de origen árabe, como fácilmente se detecta, que significa “quiera Dios”.
©L.A.
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