La noticia publicada por ReL sobre la penitencia que, según Pilar Urbano, realizó el Rey para expiar la desternillante bromita blasfema con la que todos nos divertimos a reventar realizada por el siempre chispeante Josep Lluis Carod-Rovira en Jerusalén, cuando se mofó de la coronación de espinas poniéndose él mismo una de una tienda de souvenirs, haciéndose fotografiar de tal guisa por su compañero de gamberradas Pascual Maragall, cual si de dos nuevos Zipi y Zape se tratara, trajo a la columna de comentarios un tema recurrente en la red: el de los verdaderos apellidos del político que ha engrosado los boletines oficiales del país bajo el nombre de Carod-Rovira. Un político que, según muchos, se llama en realidad José Luis Pérez Díez, por llamarse su padre, según dicen, Pérez Almecija, y su madre Díez Rovira. Tanto así que la combinación “José Luis Pérez Díez” produce en Google... ¡más de 400.000 entradas!, buena parte de ellas, y desde luego todas las primeras, dedicadas al ingeniosísimo personaje, que tanto nos ha hecho reir con sus bromas llenas de talento y sutileza.
El tema ha alcanzado tal notoriedad que aunque la Wikipedia en castellano lo zanja con un aséptico “nació en el seno de una familia de padre aragonés y madre catalana”, la Vikipedia en catalán, en cambio, sí lo aborda de frente, especificando:
“El 2004 van sorgir algunes biografies apòcrifes que li atribuïen diversos cognoms. En un article publicat al diari Avui, el 24 de març del 2004, titulat “Nosaltres, els Pérez”, ell i la seva família denuncien la manipulació.
“En 2004 surgen algunas biografías apócrifas que le atribuyen diversos apellidos. En un artículo publicado en el diario Avui el 24 de marzo de 2004 titulado “Nosotros los Pérez”, él y su familia denuncian la manipulación”.
El artículo citado en la Vikipedia, “Nosaltres, els Pérez”, no se encuentra ya en la red en su formato original, es decir, en la página del medio que lo publicó, Avui, página que, según descubro, fue alguna vez ésta,
aunque, como se puede comprobar, no conduce hoy día a ninguna parte.
Lo que no es óbice para que sí se pueda encontrar reproducido (en catalán) en esta otra:
Suponiendo que esta versión del artículo se corresponde con la original firmada por Josep Lluis Carod Rovira (nada me permite afirmar lo contrario), en el artículo citado, el político independentista no aporta prueba alguna de llamarse Carod, limitándose a afirmarlo sin más.
“Si el meu pare es deia Carod i la meva mare es diu Rovira, no cal ser un Einstein de l´antroponímia per deduir que els meus cognoms són els que em corresponen”.
“Si mi padre se llamaba Carod, y mi madre se llamaba Rovira, no hace falta ser un Einstein de la antroponimia para deducir que mis apellidos son los que me corresponden”.
Puestos a intentar aclarar el incidente, como parece ser el objetivo del artículo, bien se podría haber presentado la partida de nacimiento, o la de bautismo, o haber dado sus referencias, con lo que toda polémica quedaba zanjada.
Se defiende D. Josep Lluis, sin embargo, de haber puesto un guión entre el Carod y el Rovira, lo que, francamente, no era ni es el meollo de la cuestión. Y dedica el resto del artículo a defender que no existe ningún problema en llamarse Pérez para ser un buen catalán:
“Que passa res amb els Pérez? Que tenen algun problema amb els Pérez?”
“¿Qué pasa con los Pérez? ¿Tenemos algún problema con los Pérez?”
Lo que, francamente, más me suena a confesión de parte que a prueba de descargo.
Curiosamente, más convincente que el propio político, se muestra el artículo titulado “El padre de Carod-Rovira” que, firmado por José Luis León, publica la revista Interviú de fecha 8 de mayo de 2006, en el que se puede leer lo siguiente:
“Estuve prestando servicio en esta Centuria de Falange, desde el 1º de abril pasado hasta el día diecisiete del mismo mes, fecha en que fui pasaportado para presentarme en esta Comandancia de Tarragona”. El texto, firmado “en Tarragona a dieciocho de mayo de 1939. Año de la Victoria”, es de una de las miles de declaraciones juradas que se hicieron al final de la Guerra Civil. Los destinatarios de este escrito fueron los mandos militares franquistas recién instalados. Una tosca rúbrica acompaña al nombre del declarante: Apeles Carod Sancho, un atribulado cabo carabinero de 27 años de edad que, en la primavera del 39, buscaba avales con los que evitar la pérdida de su trabajo, o, quizá, su reclusión o su fusilamiento. Prebostes de la Falange triunfante hablaron a su favor. Apeles Carod Sancho pudo continuar con su vida y tener varios hijos. Uno de ellos es hoy una de las referencias de la política española. Se llama Josep Lluís Carod Rovira y es el dirigente de Esquerra Republicana de Catalunya”.
Tras esta prueba que, de ser real, debería ser considerada definitiva por lo que al nombre del padre de Carod-Rovira se refiere, es extraño sin embargo que el propio Carod-Rovira en la página titulada
vuelva, si no a avivar, sí a alimentar la polémica, diciendo de sí mismo:
“Josep-Lluís Carod-Rovira va néixer a Cambrils el 17 de maig de 1952. Fill de pare aragonès i de Maria Rovira, cambrilenca, va unir el dos cognoms amb un guió quan tenia 13 anys en un petit homenatge al poeta mallorquí Bartomeu Rosselló-Pòrcel, la lectura del qual el va impactar”.
“Josep Lluis Carod-Rovira nace en Cambrils el 17 de mayo de 1952. Hijo de padre aragonés y de María Rovira, cambrilesa, va a unir los dos apellidos con un guión cuando tenía 13 años, a modo de homenaje al poeta mallorquín Bartomeu Rosselló-Pòrcel, cuya lectura le va a impactar”.
Donde, como se ve, con todo el debate suscitado por sus apellidos, el siempre divertido Josep Lluis se limita a hablar de un “padre aragonés” de quien ni siquiera menciona su nombre, mientras que sí cita, en cambio, el de su madre, algo que no deja a su padre, como quiera que se llame, en muy buen lugar, y que denota, se corresponda o no con la realidad, un cierto menosprecio de Carod hacia su padre derivado de su condición "no catalana".
En el BOE de 23 de julio de 1981, orden 16533, página 16735 que realiza una Corrección de errores del Real Decreto 2876/1980, de 12 de diciembre, sobre traspaso de Servicios del Estado a la Generalidad de Cataluña en materia de puertos, se puede leer lo siguiente:
“Donde dice: ‘Angeles Carod-Sancho, Guardamuebles, a amortizar’ debe decir: ‘D. Apeles Carod Sancho Celador Guardamuelles a amortizar’, permaneciendo iguales las demás referencias que a este funcionario se hacen”.
Que confirma, cuanto menos, la existencia, ya en 1980, cuando nuestro Josep Lluis tenía veintiocho, de un Apeles Carod Sancho, cercano a los sesenta y nueve si, como parece (el nombre no es precisamente común) fuera el mismo del que habla el artículo de Interviú, y que no tendría por qué ser otro que el papá de nuestro simpático Josep Lluis.
¿Cómo debe interpretarse entonces ese silencio del siempre ocurrente Josep Lluis sobre su padre en detrimento de la madre de la que sí se aporta toda su filiación? El sabrá. Quizás aquí, más allá de su verdadero nombre, quepa entrar en otra cuestión a la que no cierra los ojos el mismo artículo de Interviú que citamos más arriba, cuando asevera:
“Carod Rovira, siempre, desde que se suscitó la discusión pública, ha negado que su padre llegara a formar parte de la Guardia Civil. En una entrevista concedida a El País en agosto de 2004, Carod Rovira define a su progenitor como “un aragonés de tradición anarquista”. Esa afirmación sería más cierta para el caso de su tío Saturnino Carod, que dio nombre a una columna de la CNT en la guerra y se tragó 17 años de cárcel en el franquismo, que para su padre”.
Para finalmente añadir:
“Documentos históricos a los que ha tenido acceso Interviú indican que el carabinero Apeles Carod Sancho colaboró con los vencedores de la guerra mientras miles de sus compañeros republicanos eran fusilados, perseguidos o encerrados”.
Con lo que nos encontraríamos ante un caso más de trucaje genealógico de quienes han venido gobernado este país desde las filas del pesoísmo y aledaños para inventarse un pasado familiar más acorde con sus sueños húmedos que con la realidad, algo de lo que fue caso bien notorio y conocido el de quien ocupó la primera Vicepresidencia del Gobierno ZP en los años más abruptos y belicosos del mismo, cuando alguien en el Paraguay le recordó el pasado franquista de su papá con el consiguiente enfado de la aludida.
Al final va a ser verdad eso de que “quien renuncia a sus orígenes, quien reniega de ellos, no es de fiar”. Sólo que quien lo dice, -en catalán por cierto, “qui renuncia als seus orígens, qui en renega, no és de fiar”- no es otro que, curiosamente, el agudo Josep Lluis, en su artículo tantas veces citado escrito para Avui. Y francamente, creo que por una vez, tiene razon nuestro jocoso Josep Lluis. De muestra un botón, ¿verdad que sí, Josep Lluis?
©L.A.
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