El discurso que el Cardenal Rouco ofreció en el acto inaugural de la XCVIII asamblea plenaria de la Conferencia Episcopal Española, tiene algunas perlas sobre las que deberíamos reflexionar. Una de ellas se refiere a los jóvenes y qué hacer después de la apoteosis vivida en la JMJ:

 

En una entrada de este mismo blog (¿Qué hacemos el día después de la JMJ?) escrita antes de iniciarse la JMJ, adelantaba la importancia de darles a los jóvenes la capacidad de asociarse para vivir en común los dones recibidos en la Jornada Mundial de la Juventud. El Cardenal Rouco incide en la importancia de propiciar cauces para vivir la Fe unidos: 

La introducción de los jóvenes a los caminos de una vida cristiana seria, que aspira a la santidad, exige que se les ofrezcan ámbitos donde eso sea realmente factible. Será muy difícil que ese propósito fundamental de la pastoral juvenil cuaje realmente en hechos si los jóvenes participan en actividades apostólicas más o menos esporádicas y quedan luego abandonados a los ambientes y grupos de diversión des-personalizadora e inmoral, o se les deja solos consumiendo su tiempo aislados frente a alguno de sus aparatos informáticos o de comunicación. Es necesario ofrecerles cauces asociativos: a poder ser los ya conocidos y experimentados, sean antiguos o más nuevos, siempre de acuerdo con las enseñanzas y directrices del Papa. No es nada aventurado afirmar que sin tales cauces asociativos no hubiera existido la juventud católica que ha constituido el núcleo motor de la JMJ.  

Los jóvenes son muy capaces cuando tienen un ideal claro al que aspirar y objetivos que representen un desafío que les motive. ¿Por qué los jóvenes cristianos no se asocian con más facilidad? Creo que existen dos razones principales: 

Dentro del entorno universitario, una asociación de estudiantes católicos podría conducir una estimable cantidad de oportunidades. Los voluntariados sociales, culturales y ambientales son una oportunidad de sentirse agentes activos de transformación de la sociedad. ¿Se imaginan un grupo de jóvenes católicos reforestando y cuidando de la naturaleza? ¿Se imaginan un grupo de jóvenes católicos gestionando actuaciones musicales, foros culturales y exposiciones de arte? ¿Se imaginan un grupo de jóvenes católicos participando en apoyo de colectivos desfavorecidos de la mano de Cáritas? Eso es hoy en día posible. ¿A que esperamos? 

Dicho sea que todos estos voluntariados no son lo más importante, sino herramientas por las que Dios que hace presente dentro de ámbitos muy secularizados, a través de los jóvenes. Pero no hemos de olvidar que la centralidad y el sentido es Cristo. Para ello, las delegaciones de pastoral juvenil y universitaria deben de trabajar duro y con mucha coherencia. 

Sin duda las oportunidades de los jóvenes de hoy en día son inmensas. ¿Podremos convencerlos y animarlos a vivir su Fe en la sociedad actual? Ese es el reto.