El 20 de noviembre tenemos una cita importante con el futuro. Ese dÃa hemos sido convocados para, con nuestro voto, ejercer el derecho a decidir qui´`enes consideramos que son los mejores para encarar desde el gobierno de la nación los graves retos que tiene ante sà nuestro paÃs.
La Nota de la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal, las cartas y reflexiones pastorales de los obispos sobre la misión y el papel de la Iglesia, nos ofrecen todo un horizonte de criterios para acercarnos a las urnas y depositar nuestro voto libre y responsable. Sirvan estas pinceladas como contrapuntos de luz.
1. Hay que tener claros los principios para votar con acierto.
2. Cada uno deberá sopesar, en conciencia, a quién debe votar para obtener, en conjunto, el mayor bien posible en este momento.
3. Debemos plantearnos el voto atendiendo a los hechos, no a las palabras de la propaganda.
4. "La misión de las fieles, -nos recordaba Benedicto XVI en su primera encÃclica-, es configurar rectamente la vida social, respetando su legÃtima autonomÃa y cooperando con los otros ciudadanos según las respectivas competencias y bajo su propia responsabilidad".
5. La grave crisis económica actual reclama polÃticas sociales y económicas responsables y promotoras de la dignidad de las personas, que propicien el trabajo para todos.
6. La Iglesia no está vinculada a ningun partido, porque sus fines se mueven en otro plano, el de la evangelización y la búsqueda de la santidad, que no se reducen a una actividad polÃtica.
7. Los que han de gobernarnos deben esforzarse con sus polÃticas por construir, alentar, impulsar, crear, gestionar, incentivar una nueva época que, con los más desfavorecidos en primera lÃnea, sea capaz de devolver la esperanza.
8. Es hora de aunar esfuerzos, en vez de sembrar discordias.
9. Se trata de volver a poner los valores que nos hacen más humanos en los pilares con los que queremos asentar el crecimiento económico y social de este mundo.
10.Ante las urnas, también, nuestra fe, nuestra esperanza y nuestro amor.