El tema de hoy que no es otro que el de hacer una radiografía del catolicismo que tenemos, lo cual es una ardua labor y casi misión imposible, pues requiere una gran dosis de autocrítica, así como de una capacidad de mirarse en el espejo y ver lo que hay que no muchos tienen.
No sé si mucha gente estará de acuerdo en que vivimos una Iglesia de restos, donde se puede decir que cada vez más algunos se parecen a ese resto de Israel que permaneció fiel en el exilio, y otros tristemente se asemejan a esos restos que se ofrecen de saldo en rebajas.
Me explico. Por un lado tenemos una Iglesia en la que somos menos que nunca, pero los pocos que son y están, son gente muy entregada siendo de una calidad humana y espiritual notable, con un corazón inmenso para Dios y para su Iglesia.
Por otro lado mi sensación creciente es que como no hay personal, hoy en día cualquiera es catequista, agente de pastoral e incluso seminarista, y gente que en otras épocas no serían protagonistas de grupos, parroquias y comunidades varias, hoy lo son porque simplemente son lo que hay.
De alguna manera se observa una depreciación que a veces viene dada por la edad (la falta repuesto hace que la gente se haga mayor perpetuándose en lo que hacen) y otras por la falta de formación y de exigencia que lleva a situaciones tan dantescas como tener catequistas, profesores de religión y gente de mucho peso en instituciones propiedad de la Iglesia, que ni viven ni piensan de acuerdo con la doctrina cristiana y lo peor es que son ellos los que tienen el micrófono para enseñar a los demás.
Un ejemplo: los colegios de religiosos, que antaño eran llevados por padres, hermanos, sores, y demás, ahora siguen en propiedad de órdenes religiosas que como no tienen recambio los han dejado en manos de un profesorado que no comulga con el ideal del centro, aunque lo tolera porque la orden es quien paga la nómina.
Otro ejemplo, las parroquias donde se admite a catequistas que distan mucho de comulgar y vivir según la doctrina de la Iglesia o se sobrecarga a los cuatro gatos de la misma, que encima con más de 60 años acaban llevando grupos de jóvenes- (¡y se extrañan de no conectar con ellos!).
Podríamos seguir hablando de otras instituciones eclesiales, pero no quiero resultar hiriente ni irrespetuoso con nadie.
El caso es que necesitamos hacernos una radiografía del católico actual, que refleje exactamente qué es lo que tenemos, no vaya a ser que nos pase como a los anglicanos que hicieron una encuesta entre los miembros de su clero y descubrieron que sólo un tercio del clero anglicano creía en la resurrección física de Jesucristo.
Personalmente me parece que si además del católico de base nos dedicáramos a tratar de radiografiar al católico comprometido en la Iglesia, nos llevaríamos muchas sorpresas, a veces buenísimas y otras veces chocantes en lo moral, lo doctrinal o ambas cosas.
Y es que, rizando el rizo, la pregunta para mi es qué tipo de católico comprometido estamos engendrando en estos tiempos, pues muchas veces no puedo evitar mirar a mi alrededor y echarme las manos a la cabeza cuando se ve tan poco amor y tan poco olorcillo a Evangelio en quienes se consideran más metidos en la Iglesia.
Por eso, y mucho más que me callo, me pregunto cómo será la radiografía del católico actual, y si alguien me ayudará a dibujarla.