Este estudio: Shall the Religious Inherit the Earth?: Demography and Politics in the Twenty-First Century, muestra aspectos interesantes que vale la pena comentar. No entraré a comentar todos los datos y aspectos, ya que sería una labor tediosa y aburrida.
El estudio es amplio y aborda prospectivas de dos regiones mundiales: Europa y Estados Unidos, además de un estudio más pormenorizado del judaismo y el islam.
En este estudio, Europa se considera como un espacio donde el cristianismo va perdiendo fuelle día tras día. Se hace referencia un proceso de “caída libre” en el cristianismo de la Europa occidental, mientras que en la Europa protestante, esta caída parece haber tocado fondo. Pero detrás de estos clichés hay datos muy interesantes.
Se dice que el grado de fertilidad de las mujeres tiene una correlación mucho más estrecha con su religiosidad que con el nivel de estudios. Cita el caso español, en el que las mujeres católicas practicantes son mucho más fértiles que aquellas que no practican y que el nivel de estudios no tiene casi incidencia en esta distribución. En Francia el fenómeno es similar.
Otro dato interesante es la relación entre católicos tradicionales (a los que llama conservadores) y el índice de asistencia a misa. Indica que ambos datos están muy cercanos, cuestión que es tan evidente que no sería necesario un estudio para ello. De estos datos podemos sacar una conclusión que no aparece en el estudio: los católicos tradicionales no tememos hacer evidencia de lo somos y además somos coherentes con nuestra Fe. El estudio también indica que los católicos tradicionales nos estamos haciendo resistentes a la secularización.
También se indica, en el estudio, que existe una fuente adicional de cristianos tradicionales que proviene de la inmigración de Asia menor y de América. Es interesante reseñar que el 58% de los cristianos practicantes de Londres no son de raza blanca. Esta incorporación de cristianos inmigrantes se observa en Francia, Irlanda, Dinamarca y Rusia.
El panorama que se dibuja en el informe muestra tres factores muy positivos: la mayor natalidad de las familias tradicionales, resistencia a la secularización e inmigración. Unidos todos estos factores aparecen expectativas de crecimiento de las comunidades tradicionales, que desmienten la constante caída libre que muchos preconizan desde hace años.
En concreto, el estudio hace una extrapolación de estas tendencias en España, obteniendo el siguiente gráfico:
Los católicos tradicionales (activos) tienden a mantenerse y crecer, mientras que los católicos no practicantes (no activos) tienden a disminuir. De la misma forma, tienden a disminuir aquellas personas que se califican como “sin religión”
Bueno ¿Qué quieren que les diga? En este estudio aparecen una serie de factores que dan que pensar y que a lo mejor estamos dejando pasar por algo. Por ejemplo, para que esta tendencia sea realmente cierta, se hace necesario que las familias católicas tradicionales son capaces de legar a sus hijos la Fe, mucho más eficazmente que hace algunas decenas de años. El ejemplo y la coherencia de la Fe y el compromiso son fundamentales, ya que nuestros hijos aprenden del ejemplo que le damos.
Resumiendo, creo que podemos ver que nuestra esperanza no es sólo un sentimiento, sino una realidad que tiende a cambiar el mundo en que vivimos. ¿Podemos hacer más? Claro. Nunca está de más tender la mano a la conversión de quienes no creen y a quienes están alejados. Si consiguiéramos llegar con efectividad a los alejados, la tendencia sería mucho más definida y nuestra esperanza mucho más fuerte. Roguemos a Dios para que nos ayude a encontrar la forma de pescar a tantos seres humanos necesitados de la red de Dios: su Iglesia.