... EL CIELO SE ABRIO EN DACHAU

Agosto de 1942. Los periódicos de todo el mundo hablan de la inhumana y despiadada represalia de Hitler por la protesta pública del Episcopado holandés, a principios del mes de enero, contra la persecución antijudía. Fueron capturados y condenados a las cámaras de gas 40.000 judíos. Entre ellos la religiosa carmelita Teresa Benedicta de la Cruz, conocida en el mundo de la filosofía como la Doctora Stein, Edith Stein. Tras abandonar el 31 de diciembre de 1938 el Carmelo de Colonia, a causa de las violentas persecuciones antisemitas de los nazis, fue destinada al Carmelo de Echt, en Holanda. Detenida el 2 de agosto de 1942, fue deportada a Auschwitz, y asesinada una semana después, junto a su hermana, en las cámaras de gas.

Recogemos este breve testimonio de Sor M.Pascalina Lehnert, religiosa que dedicó toda su vida al servicio del venerable Pío XII:

Llegaron los periódicos matutinos al despacho del Papa -explica la religiosa-, que se aprestaba a las audiencias. Leyó los grandes titulares y se volvió pálido como la cera.

Al término de las audiencias -era la una de la tarde y el momento de la comida-, el Santo Padre vino directamente a la cocina con dos folios en la mano, apretadamente escritos.

Hay que quemar estos papeles. Son mi protesta contra esa cruel persecución antijudía. Los había escrito para L'Osservatore Romano de esta tarde. Pero si la carta pastoral de los obispos holandeses ha costado 40.000 vidas humanas, mi protesta quizá cueste 200.000. Hay que evitarlo como sea. Lo mejor será callarse en público y seguir como hasta ahora, ayudando clandestinamente a esa gente. Santo Padre -me permití objetarle-, ¿no sería lástima quemar lo escrito? Quizá servirá un día. Lo he pensado, pero si por casualidad cae en manos de cualquiera... La protesta es de tono más subido que la carta pastoral del Episcopado holandés. ¿Qué será entonces de los pobres judíos y católicos bajo el poder nazi? Lo mejor es quemarlo. Y el Santo Padre contempló como ardían los dos folios[1].

También fue víctima de esta vorágine, desatada en Holanda durante los primeros seis meses del año 1942, el carmelita Tito Brandsma [beatificado por san Juan Pablo II, en 1985, y hoy canonizado por el papa Francisco] y definido por ser una figura poliédrica que se impone por su elevada estatura moral: sacerdote íntegro de verdad, profesor universitario, asesor eclesiástico de la prensa católica, escritor y periodista[2].

El padre Brandsma[3] fue el primero en alzar la voz, valientemente, para denunciar las tropelías que el régimen nazi estaba cometiendo en Holanda. El 16 de enero de 1942 fue el turno de los obispos holandeses por medio de una carta colectiva. Por su condición de Asistente Eclesiástico de la Unión Católica de Informadores y Periodistas (UCIP) debía dar a conocer las principales líneas del manifiesto episcopal. A los tres días de comenzar su labor fue detenido por la Gestapo. Después de recorrer varias cárceles y campos de concentración, el 12 de marzo llegó a Dachau, siendo asesinado por medio de una inyección de ácido fénico el 26 de julio. En su lucha contra el neopaganismo, propagado por el nacionalsocialismo nazi, en ningún momento se arredró por defender el derecho de que la verdad fuese conocida. Es el primer periodista mártir en la historia de la Iglesia.

1.- PRIMERAS ANDANZAS DE UN CARMELITA HOLANDÉS

El 23 de enero de 1881, nació Tito Brandsma en una ciudad del norte de Holanda, llamada Bolsward, en la región de Frisia. Sus padres, de arraigada fe católica, eran acomodados granjeros. Cinco de sus seis hijos abrazaron la vida religiosa: Boukje, la hija mayor, fue clarisa; Plone, la segunda, religiosa de la Preciosísima Sangre; Siegbriege, la cuarta, franciscana; Anno[4], carmelita y Enrique, franciscano. Sólo la tercera, Gatsche, contrajo matrimonio y tuvo descendencia.

En septiembre de 1892 ingresa en el pre-seminario franciscano de Meghen, donde realiza sus estudios humanísticos. Allí permaneció seis años, pero su delicado estado de salud hizo que sus superiores le indicaran otro camino en el seguimiento del Señor un poco más fácil que la rigurosa vida franciscana. La lectura de la historia y espiritualidad de las diferentes Ordenes religiosas e Institutos, y sobre todo una conversación que mantuvo con un primo de su madre, Casimiro Boer, carmelita que estaba a punto de ordenarse, encaminaron sus pasos hacia el Carmelo de Boxmeer.

El 22 de septiembre de 1898 comienza el noviciado. El espíritu de oración y austeridad, de contemplación y estudio, le hicieron ver que había encontrado su sitio. Anno cambió su nombre de pila por el de Tito, en honor de su padre, por el que sentía un gran cariño. En el noviciado, Tito comenzó a trabajar con los escritos de Santa Teresa[5]; tradujo diversas obras de la Santa andariega y se adentró en el terreno de la literatura mística.

El 3 de octubre de 1899 emite su profesión religiosa:

Yo, fray Tito Brandsma, hago mi profesión y prometo obediencia, pobreza y castidad a Dios y a la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo y al Rvdmo. Padre Luis Galli, Prior General de la Orden de los Hermanos de la Bienaventurada Virgen María y a sus sucesores, según la regla de la predicha Orden usque ad mortem (hasta la muerte).

En estos años funda un boletín de información para los carmelitas, con un grupo de jóvenes que mandaban artículos a diversos medios de comunicación. Su salud continúa en estado precario: sufrió frecuentes cólicos intestinales, que le dispensaban de asistir al Oficio Divino en algunas ocasiones.

Los estudios filosóficos los realiza en el mismo convento de Boxmeer; los teológicos en Zenderen y Oss. El 17 de junio de 1905, al acabar el tercer año de teología, recibe la ordenación sacerdotal de manos del obispo Willen van der Van, en la Catedral de Hertogenbosch; al año siguiente los Superiores le enviaban a Roma para perfeccionar los estudios en la Universidad Gregoriana, en las ramas de Filosofía y Sociología. El 25 de octubre de 1909 obtiene el doctorado en Filosofía.

Dentro de su intensa y polifacética actividad cabe destacar tres campos: la enseñanza, la prensa y la espiritualidad.

De regreso a Holanda impartió clases de Filosofía e Historia de la Filosofía en el Seminario carmelitano de Oss. Lanzó a la calle el Carmelrozen (Rosas del carmelo), revista de espiritualidad carmelitana, que en dos años alcanzó los 13.000 ejemplares, y dirigió el periódico de la localidad, De Stat Oss, siendo redactor jefe de 1919 a 1923.

Su talante humano quedaba de manifiesto en su especial dedicación a los pobres y necesitados, que sabían bien de su generosidad y entrega. Sus capacidades filosóficas y teológicas se complementaban con el conocimiento directo de la miseria humana y con la ayuda que prestaba a cuantos se acercaban al convento en busca de consejo.

De igual modo el joven profesor Brandsma, estaba siempre por instinto, de parte del más débil. Cuando formaba parte de algún tribunal examinador, tenía una singular manera de formular las preguntas, llenas de caridad y cortesía, que afianzaba al alumno. Si algún colega examinador se complacía en atemorizar a su examinado, tras las gruesas gafas del padre Tito podía verse una sonrisa con la que intentaba dar serenidad al alumno.

En Oss crea una escuela comercial, un liceo y una biblioteca pública; en 1925 funda también la Unión de Escuelas Católicas. Hombre de amplios planes, no sólo se dedicó a mejorar el ambiente de estudios, sino que persuadió al Provincial para que fuesen enviados a Roma diez profesores para renovar el profesorado y, al mismo tiempo, trató que todos los religiosos acabasen los estudios con un grado civil reconocido.

Luchó con ardor y logró que el Parlamento Holandés discutiera una moción suya, a través de la cual, se solicitaba la subvención estatal para los colegios católicos. Los frutos se obtuvieron en 1926 con la aprobación de dicha subvención.

 

[1] Sor M.Pascalina LEHNERT, Al servicio de Pío XII. Cuarenta años de recuerdos (Madrid 1984) pp. 138-139.

[2] Recogido en L'Osservatore Romano, 17 noviembre 1985 (nº 881).

[3] Entre la principal bibliografía, con la que hemos trabajado en este capítulo, destacamos las siguientes obras:

Miguel Mª ARRIBAS, Tito Brandsma en Santos del Carmelo (Madrid 1982). Posteriormente publicó Un periodista mártir (Madrid 1984), considerada como una de las mejores biografías publicadas. Rafael Mª LOPEZ MELUS, El periodista Santo (Onda, Castellón 1985). Alessandro SCURANI, Per lui il cielo si schiuse su Dachau, en La Civiltà Cattolica,137 (1986). Adriano STARING, voz Tito Brandsma, Bibliotheca Sanctorum (Roma 1987). Ismael MARTINEZ CARRETERO, Y tras la noche, la libertad (Madrid 1993).

[4] El nombre de pila del padre Tito era Anno Sjoerd, al igual que el apellido Brandsma, eran propios de la región frisona. Su santo patrón, el arzobispo Annón de Colonia (1010-1075), fue regente del Sacro Imperio, junto con el arzobispo Adalberto de Bremen, durante la minoría de edad del emperador Enrique IV. Destacó por su labor en la fundación y restauración de monasterios.

[5] En junio de 1901, a los veinte años, traduce del francés una Antología de las Obras de Santa Teresa, volumen de 317 páginas. Posteriormente, en 1917, en colaboración con otros tres carmelitas, comenzó la traducción al holandés y la edición de las Obras completas de Santa Teresa.