-Centra toda su vida sobre la piedra angular que es Cristo, su Señor y Salvador
-Ve a Cristo presente en la Eucaristía, en la Biblia, en su Iglesia y en el prójimo.
-Vive habitualmente en gracia santificante, evitando las ocasiones de pecar
-Alimenta su alma con la Palabra de Dios, la oración personal y los sacramentos
-Se muestra siempre humilde ante Dios, y servicial ante los hombres sus hermanos
-Se siente miembro activo de la Iglesia, la ama, la defiende y sigue sus enseñanzas
-Tiene una tierna, filial y confiada devoción a la Sma. Virgen, madre de Dios y suya
-Piensa bien de todos, habla bien de todos, hace el bien que puede y no juzga a nadie
-Permanece firme en la fe recibida en lo bueno y en lo malo, en la salud y enfermedad
-Ama, invoca y sigue las inspiraciones buenas y continuas del Espíritu Santo
-No se cansa de dar siempre gracias a Dios al saber que todo es don y regalo suyo
-Vive preocupado por las realidades temporales, sin olvidar las eternas y trascendentes
MIGUEL RIVILLA SAN MARTIN.