Carmen Bellver ha publicado en DIÁLOGO SIN FRONTERAS de PERIDISTA DIGITAL un artículo con una idea que me parece evidente.
En Cataluña se han prohibido las corridas de toros. Esto es opinable.
Hay razones a favor de las dos opiniones.
Lo que no se entiende es que se defiendan los derechos a vivir de los toros y se permita el aborto matando a seres humanos inocentes.
Esto no es opinable.
La prohibición del aborto no es sólo ideología de católicos.
¿Qué ideología puede considerar justo condenar a muerte a una persona inocente?
El derecho a la vida es el principal de los derechos humanos. Sin él, sobran los demás. Y el derecho a la vida del ser humano no nacido no puede subordinarse a los derechos que otras personas se puedan atribuir.
Los abortistas se escudan en que el aborto se practica en seres que no sabemos si son humanos.
Pero esto es cerrarse a la evidencia.
Los médicos saben que el ser humano empieza en la concepción, pues desde ese momento tiene un código genético distinto de los códigos de los padres.
Por eso el Dr. Nathanson, conocido como “el rey del aborto”, pues dirigía, en EE.UU. la clínica CRANCH, en la que practicaron 70.000 abortos, ciento veinte diarios por treinta y cinco médicos en diez quirófanos, y que él personalmente practicó unos cinco mil abortos cuando no tenía esto claro, después, al comprobar que el ser humano empieza en la concepción, se convirtió en un gran anti-abortista.
Todo esto lo manifestó en una conferencia que pronunció en el Colegio Médico de Madrid, y también en su libro Abortando en América y en la película El grito silencioso.
Por eso NO ENTIENDO que haya personas que defienden la vida del toro y no la de seres humanos inocentes a quienes se condena a muerte injustamente.
Pero, además, es que ni en caso de duda:
Si a mí me dan un paquete para que lo tire al mar diciéndome que es un gato muerto, pero yo sospecho que es un niño vivo, y lo tiro al mar sin salir de la duda, y resulta que era un niño vivo, soy un asesino.
No puedo tirarlo sin estar seguro de que no es un niño. No puedo tirarlo con la duda de que quizás sea un niño.
Por eso, basta la posibilidad de que lo que hay en el seno de una mujer sea un ser humano para que el aborto voluntario sea injustificable.
Todo parece que los abortistas van detrás de intereses personales.
JORGE LORING, S.I.
jorgeloring@gmail.com
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