Después de vivir juntos
Hay gente, que a pesar de no tener las cosas muy claras,
se va a vivir con otra persona, exponiéndose a un gran
fracaso y desoyendo todos los consejos relacionados con
el asunto.
Muchas veces, lo que ocurre es que el ser humano,
antes de ponerse a pensar, ya ha decidido.
Otra veces, las causas pueden ser varias, no saber lo
que realmente hacen, falta de formación, manipulación
por parte de la débil cultura que nos rodea, mal uso de la
libertad, creerse que aunque a los demás, en general, les
vaya mal, a ellos les va a ir bien…
Me gustaría detenerme en el después, porque en la mayoría de los casos hay un después.
Generalmente se encuentran con una situación dolorosa. Mucho peor
que si hubieran dejado un noviazgo. Vivir con una persona
y después dejarlo es una cosa que marca. Deja huella
para siempre, porque se ha dejado para siempre.
La desilusión, el sufrimiento, la aridez que supone el fracaso,
el desencanto, la sensación de haber sido rechazado como persona,
porque si uno ha sido dejado es que no ha satisfecho lo que el otro quería comprobar.
Hay veces que la autoestima termina por los suelos, se
piensa que no se es digno de ser querido.
El lastre es muy fuerte.
¿Rehacer la vida? ¿Con quién?
De alguna forma la vida se ha roto. La ilusión de un amor limpio, exigente,
ha desaparecido.
Es probable que las personas con las que uno se relacione
hayan pasado por circunstancias parecidas, por
experiencias similares.
Por otra parte, el reloj biológico
aprieta. El compromiso de la segunda vez no es como el
de la primera. Todo es más débil, más rompible.
No se trata de desesperanzar a nadie. En el terreno
de la felicidad siempre se puede empezar pidiendo perdón,
a quien se debe y como se debe. Para conseguirlo,
vivir de acuerdo con unas creencias ayuda mucho. Si no
es así, probablemente, nos dejemos llevar más de la
cuenta por el estado de ánimo, y este no es un agarradero
fuerte.
Las vidas planas, sin creencias, no son completas,
falta algo, y es que, se quiera o no, el hombre es un ser
trascendente.
Antes de tomar una decisión, siempre se tiene que ver
el estado en que quedaría si fracasara