Hoy tenemos la preocupación de la ecología: cuidar la Naturaleza. Esto es bueno.
Tenemos que cuidar al barco en el que navegamos.
Cuidar el agua y el aire. El agua es un don maravilloso.
No se puede desperdiciar ni corromper.
Y el aire que respiramos debe ser sano para no intoxicarnos. Todos estamos de acuerdo en esto.
Pero hay otra ecología que no se cuida. Es la moral.
Lo que está de moda es la lujuria.
Al que valora la moral se le desprecia.
Pero el libertinaje sexual que se ha difundido nos ha traído tremendos problemas: violaciones, embarazos de adolescentes, adulterios, etc.
El sexo es bueno, pues la ha puesto Dios.
Pero hay que usarlo como Dios quiere.
Si se usa mal, es malo.
Un cuchillo es bueno o malo según su uso.
Dios ha puesto el sexo para la trasmisión de la vida, que es lo más grande que el hombre puede hacer.
Su uso lleva un placer, pero el placer no es lo más importante del sexo.
Usarlo sólo por placer contra la ley de Dios es pecado.
El uso del aparato genital es derecho exclusivo de casados en un matrimonio legítimo.
El libertinaje sexual nos ha traído la difusión del SIDA.
Con el sexo no se juega.
El único modo seguro de evitar el SIDA es lo que manda la Iglesia basada en lo que dice la Biblia: “Juventud pura hasta el matrimonio, y matrimonio fiel hasta la muerte”.
Con esta propaganda se ha disminuido el SIDA en Uganda. Así lo afirmó Yoseveri Museveni, Presidente de Uganda en un CONGRESO INTERNACIONAL SOBRE EDUCACIÓN SEXUAL (Internet: www.fluvium.org del 29-VI-2004).
Y con el reparto de preservativos se ha difundido más el SIDA pues los poros de la goma son cincuenta veces más grandes que el virus del SIDA. Así lo demostró con microscopio electrónico Cecil H. Fox del Instituto Nacional de Salud de Maryland (INTERNET: NOVEDADES FLUVIUM del 28-III-2009).
El virus del SIDA se cuela a través de la goma como una pelota de tenis por el aro del baloncesto.
Por eso hay médicos que atienden a enfermos con SIDA que habían usado preservativo.
Hay muchos médicos especialistas en enfermedades de transmisión sexual.
En cambio no hay ningún médico que sea especialista en enfermedades de la castidad.
Dominar el instinto es propio del hombre.
Los animales siguen necesariamente el estímulo más fuerte de sus instintos.
Pero el hombre puede dominar sus apetitos.
Decía el gran sexólogo español el Dr. Don Gregorio Marañón: “El hombre, cuanto más domina el sexo es más hombre”.
JORGE LORING, S.I.
jorgeloring@gmail.com
www.arconet.es/loring
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